Sin agua, el diario vivir de 37 mil habitantes de La Estrella


Alejandro Calle Cardona

Ciudad / junio 24, 2020

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En pleno Siglo XXI en La Tablaza, Las Inmaculadas y Pueblo Viejo nunca han tenido agua potable y sus habitantes, que suman más del 40% de la población de La Estrella, han aprendido a vivir así. Pero ahora también tienen que lidiar con el desabastecimiento que generó la urbanización de su territorio y la precaria infraestructura de un acueducto que hoy no les puede proveer agua por más de 8 horas al día.

Por: Juliana Vásquez Posada

Bañarse con agua recogida en canecas y tirada con una pequeña coca para racionarla para varias duchas suena como un plan muy divertido para aquellos citadinos que se escapan un fin de semana a una pequeña finca en alguna zona rural alejada de la ciudad, en el que la carencia de servicios tan básicos como el acueducto o el alcantarillado hacen parte del paseo.

Pero esta no es la historia de un paseo de un par de días, es la historia de 31 mil habitantes de La Tablaza y 6 mil más de Pueblo Viejo, ambos centros poblados mayores de La Estrella, donde la desmedida urbanización de los últimos años desbordó la capacidad de un acueducto veredal y obligó a los lugareños a vivir sin agua entre 16 y 18 horas al día.

Juan Felipe Aristizábal nació en este sector. Él y dos generaciones más de su familia han vivido en el mismo lugar en el sector conocido como La Carrilera. De su infancia y su adolescencia recuerda especialmente las rutinas dominicales en las que con sus amigos ayudaban a los más grandes a lavar el tanque del agua ubicado a unas pocas cuadras de su casa y a limpiar la bocatoma instalada en la parte alta de La Tablaza, que toma el agua de la quebrada La Culebra.

“Desde siempre hemos tenido problema con el agua porque no es potable, pero a eso nos acostumbramos y aprendimos a vivir así, el desabastecimiento en esa época era mínimo y sabíamos que solo nos quedábamos sin agua cuando se lavaban los tanques o cuando llovía mucho y se tapaba la bocatoma”, relata.

Aunque no tener agua potable significaba un problema y un riesgo para la salud, cada nueva generación se adaptaba fácilmente a consumirla así. Para ellos, un gran problema, por ejemplo, era atender una visita, “a un amigo que está enseñado a tomar agua potable no le puedo dar agua de la llave porque se enferma, ya uno está acostumbrado y por fortuna en esta casa tenemos con qué comprar botellones para mantener agua limpia para cocinar”, explica Juan, quien agrega que con la urbanización y la industrialización del sector, el problema del agua se agravó pues no solo no es potable sino que además no alcanza para todos.

Sauces del Sur fue la primera urbanización que apareció en el sector hace casi una década. Solo en este proyecto se construyeron dos torres de 20 pisos con 6 apartamentos por piso, es decir, 120 nuevas unidades residenciales que pueden alojar un promedio de 360 personas.

De acuerdo con información de la Secretaría de Planeación de La Estrella, en los últimos ocho años se han aprobado licencias de construcción para 1.238 viviendas en La Tablaza y 662 más en Pueblo Viejo, otro centro poblado que padece el mismo problema de acueducto.

Hace un par de años Andrés decidió invertir en un proyecto inmobiliario en este sector. Hoy asegura que, aunque no está durante el día en su apartamento y no tiene que padecer los excesivos cortes de agua, sí está “arrepentido de haber comprado apartamento en este sector, todo el tiempo ve uno que van desocupando más apartamentos y en las pocas horas en las que hay agua, llega tan sucia que solo sirve para limpiar y vaciar los baños”.

Y es que, aunque el auge de la urbanización en estos sectores es relativamente nuevo, la problemática del agua es de vieja data. Los habitantes aseguran que ya están viviendo al límite y que sus condiciones son cada vez más precarias, “la gente ya está desesperada, la administración municipal otorgó licencias para construir sin garantizar acceso a servicios tan vitales como el acueducto y el alcantarillado y ahora los perjudicamos somos todos, además este es un sector en el que muchas familias no tienen recursos suficientes y entonces, o compran el agua potable para cocinar o compran la comida”, agregó Juan Felipe.

 

SOLUCIONES POR PLAZOS

La falta de acueducto no es nueva. Quienes habitan este sector de La Estrella han sufrido con la sequía que reduce el caudal de las quebradas desde donde toman el agua para surtir las viviendas y también con el invierno porque el líquido llega empantanado.

“Si hace verano, la quitan porque no hay agua suficiente y si llueve duro, la quitan porque llega con lodo. Nosotros ya nos acostumbramos, a mí a veces me toca ir a donde un hermano a bañarme al centro de La Estrella”, dijo Fernando Botero, habitante y comerciante de Pueblo Viejo.

Todos saben que no es un problema que pueda resolverse en el corto plazo, pues solo “una solución temporal mientras se ejecuta el plan maestro, le vale al municipio 17 mil millones de pesos”, explica el concejal siderense Jorge Quintero.

El mismo alcalde Juan Sebastián Abad, que vivió su infancia en Pueblo Viejo, sabe que esta es una situación que necesita ser resuelta y en la que hay que invertir tiempo y recursos significativos así los resultados se vean solo en el mediano y largo plazo. Por eso conformó la mesa ‘Unidos por el agua’ en la que, con representantes de la comunidad, la Administración Municipal y la Empresa de Servicios Públicos de La Estrella, trabajarán para poner en marcha una solución temporal mientras EPM avanza en la construcción de la Interconexión Caldas – La Estrella, un proyecto que se desarrolla en tres etapas y cuya primera está prevista para terminar apenas el próximo año.

La solución temporal contempla la construcción de una conexión para abastecer el acueducto veredal con tanques de EPM construidos a unos 100 metros de distancia y “si bien la Alcaldía no ha firmado nada para comprarle agua a EPM, esta es una opción muy viable que esperamos que se concrete en un año aproximadamente para que se pueda proveer de agua por lo menos al sector más poblado, que es el que está detrás de la iglesia de la carrera 50”, aseguró Aristizábal, quien también representa a la comunidad en esta mesa de trabajo.

Mientras las propuestas saltan del papel a la realidad, habitantes como Dayana Osorio, una venezolana que llegó a La Tablaza hace ocho meses, seguirán viviendo sus días en función recoger en canecas la poca agua que sale por las llaves durante unas cuantas horas en la mañana y otras más en la noche. “Y lo peor es que la cuenta sigue llegando cada mes y pasamos de pagar 5 mil pesos a pagar 20 mil por un hilito de agua que no alcanza para nada”, asegura mientras camina junto con sus dos pequeños hijos por la calle polvorienta que llaman carrilera.

Pero la complejidad de la prestación del servicio de acueducto no radica solo en la infraestructura precaria del acueducto actual sino también en la cantidad de conexiones ilegales que han aumentado significativamente en los últimos años y de las que la empresa de aseo no tiene control, así como en la falta de trabajos de reforestación de la quebrada La Culebra, desde donde se surte el acueducto, para que pueda mantenerse en óptimas condiciones.

La situación se ha hecho más crítica durante la emergencia por el coronavirus, pues muchos habitantes tuvieron que quedarse en casa todo el día, lo que hizo que aumentara el consumo, además las autoridades todo el tiempo sugieren lavarse las manos varias veces al día para mantener la asepsia y, por si fuera poco, “a varios negocios no les han permitido reactivar sus actividades porque no cumplen con protocolos de bioseguridad por falta de agua”, dice Juan Felipe.

A la crisis también hay que sumarle las denuncias de la Empresa de Servicios Públicos La Estrella hace un par de meses en las que aseguró que la comunidad estaba agrediendo a sus trabajadores, “estamos haciendo todo lo posible para garantizar el servicio lo mejor que podemos, pero ya no están agrediendo y no queremos llegar al punto de tener que decir que nos tenemos que ir del municipio”, aseguró el gerente Gabriel Jaime Jaramillo.

Los edificios siguen levantándose en medio de este poblado que aún conserva una memoria rural. Quienes habitan las casas ven cómo las estructuras de más de 20 pisos surgen de la tierra y temen que con la llegada de más habitantes, el hilo de agua que llega hasta sus casas sea aún más delgado y por menos horas.

Por ahora los vecinos de La Tablaza, Pueblo Viejo y Las Inmaculadas tendrán que resignarse a los continuos racionamientos de agua que además se intensifican en tiempos de sequía y aunque la Empresa de Servicios Públicos y el municipio han dispuesto algunos carrotanques para dotar de un mínimo de agua a los sectores más poblados, la medida es apenas un pañito de agua de tibia para un padecimiento que crece todos los días y cuya solución definitiva tardará todavía unos 4 años más.

Avanza la interconexión EPM

La expansión de la red primaria de acueducto de EPM permitirá atender la demanda de al menos 29.000 clientes en Caldas y en los sectores de Pueblo Viejo y La Tablaza en La Estrella. La primera etapa de esta obra comprende la construcción de tres tanques de almacenamiento, un tanque de 2.200 m3 ubicado en Pueblo Viejo y dos tanques de 5.000 m3 cada uno ubicados en La Tablaza, así como 14 kilómetros de tubería de impulsión y conducción, 2 km de tubería de distribución y dos estaciones de bombeo.

Por ahora las obras avanzan en un 45% (incluyendo la etapa 2) y se concentran en la calle 100BSur (a un costado de la iglesia Santa Isabel de Hungría) entre las carreras 50 y 52. Se espera que esta primera etapa esté concluida en el segundo semestre de 2021 para dar paso a la construcción de la segunda etapa con las que también se busca tener cobertura en Caldas.

 


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