Fidelena, la casa de vacaciones de Guillermo Cano, está en riesgo de desaparecer en Sabaneta


Alejandro Calle Cardona

Ciudad / agosto 30, 2020

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Las viejas casonas de Sabaneta han ido desapareciendo poco a poco para darle paso a grandes edificios. Pero hoy es la finca Fidelena, en la que Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador, pasó varias vacaciones con su familia, la que está en inminente riesgo de desaparecer para darle paso a un proyecto inmobiliario. La historia de borrar el patrimonio y la historia se repite en el sur del Valle de Aburrá.

POR: SILVANA TOBÓN CARDONA*

Fidel Cano fue un hombre librepensador y defensor de los derechos humanos, fundador del diario El Espectador, el principal medio de comunicación del país. Su nieto, Guillermo Cano, continuó con su legado a tal punto que la finca que se convirtió en el destino vacional de su familia durante muchos años, fue bautizada como “Fidelena”, en homenaje a su abuelo y a su esposa, doña Elena Villegas Botero.

A través de columnas y editoriales de opinión, don Guillermo le reclamaba al Estado colombiano por la inmensa brecha social y denunciaba el poder del narcotráfico en la década de 1980, tanto que el cartel de Medellín ordenó un par de atentados a la sede del periódico y su asesinato el 17 de diciembre de 1986. Sus cenizas reposaron por varios años en esta finca, custodiadas por una ceiba milenaria.

Esta bella finca fue construida a mediados de 1870 en la parte baja del camino que conduce a la vereda La Doctora. En esa época, Sabaneta hacía parte del municipio de Envigado. Se destacaba por su gran riqueza arquitectónica en todos sus elementos, tenía un patio central al cual se le articulaban los espacios principales.

Guardó los mejores recuerdos de la intimidad de su familia, pero hace unos días fue demolida. Su composición espacial y formal, y arquitectura se conservaban hasta que fue comprada para construir un conjunto residencial.

AUTORIZADA PARA CAER

Su estructura no era lo único valioso de esta propiedad. Pese a que la propiedad ha sido incluida en varios inventarios como bien patrimonial de Sabaneta y el Valle de Aburrá, desde el año 2016 Fidelena fue convertida en una bodega para contener allí materiales de construcción, día a día soportaba una carga de olvido e indiferencia. Hoy se encuentra desmembrada, su estructura formal ha desaparecido, el deterioro es evidente, su muro lateral derecho ya no existe, solo se avizoran las puertas y ventanas que algún día vieron pasar el sueño de muchos.

El 24 de abril de 2019 la administración municipal de Sabaneta emitió la Resolución 160 otorgándole a la constructora la licencia de demolición. Los pronunciamientos no se hicieron esperar: vigías el patrimonio, gestores culturales, vecinos de la propiedad y hasta el Consejo Municipal de Cultura elevaron su voz para evitar su demolición y deterioro. Pero el apoyo del sector público y las autoridades competentes nunca se hicieron presentes y solo respuestas vacías de sentido hacen todavía eco en una mala interpretación de la Ley.

EVITAR SU DEMOLICIÓN

La demolición de Fidelena no se ha dado por completo, gracias a la implementación del programa de arqueología preventiva y a los resultados del mismo, donde se identificó un yacimiento arqueológico de aproximadamente de 2.500 años de antigüedad. Además, se le formularon medidas de manejo arqueológico al inmueble, dado su valor histórico y todo el conocimiento inmaterial asociado. Si no fuera porque el Área Metropolitana exigió a la constructora el Plan de Manejo Arqueológico, ya la casa habría sido borrada por completo.

Muy bien dice el arquitecto Juan Luis Isaza Londoño: “Ningún bien de interés cultural amenaza ruina y siempre es susceptible de recuperarlo”. La Finca Fidelena podría preservarse, pero depende de si la firma constructora revalúa sus acciones frente a este inmueble y deciden mejor proteger su valor arquitectónico e histórico para Sabaneta y el país. Hoy un plástico cubre la vieja casa donde habitan aún los recuerdos de la familia Cano, sin embargo, aquel plástico no es suficiente para protegerla de desaparecer.

*Historiadora – Consejera de Patrimonio de Sabaneta

EL INVENTARIO QUE LA PROTEJE

El Inventario del Patrimonio Urbanístico y Arquitectónico del Valle de Aburrá realizado en 1999 por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo Integral de la Universidad Pontificia Bolivariana, reconoció a Fidelena con el número de Registro 631-041 como un bien inmueble de alto valor cultural y recomendó su declaratoria como “Bien de Interés Cultural” de carácter departamental por su alto valor testimonial, documental, simbólico, paisajístico, referencial y por supuesto arquitectónico.

En el año 2000 fue incluida en el Plan Básico de Ordenamiento territorial (PBOT) de Sabaneta como Bien de Interés Cultural Municipal (BICM) y en 2003 aparece como Patrimonio Cultural en el Plan de Desarrollo Turístico del municipio. Ya en 2005 la Dirección de Planeación del Área Metropolitana, ratificó la Fidelena dentro de los bienes de Interés Cultural.

Es importante destacar que esta revisión y proceso de concertación con los Planes de Ordenamiento Territorial de sabaneta del 2009 y su revisión excepcional del 2019, no se hicieron a la luz de la Ley 1185 del 2008, por lo tanto, se puede identificar un vicio de nulidad en el componente patrimonial al evidenciar que esta revisión eliminó del inventario algunos bienes sin cumplir con el desarrollo procedimental que exige la Ley 1185 de 2008, la cual implica que se le debe otorgar el título de declaratoria a la finca Fidelena, por haber sido incluida en acuerdos anteriores a la promulgación de dicha ley, es decir, antes del 12 de marzo de 2008.

Por lo tanto, no tendrían que existir actos administrativos adicionales para la declaratoria de un Bien de Interés Cultural. La fuerza material ya estaba dada por la Ley. Por tal motivo, podemos considerar que las razones que entrega la administración municipal (2019 – 2000), la Gobernación de Antioquia por parte del área Jurídica del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia (2019), no pueden ser referencia para tomar decisiones respecto a los bienes inmuebles, ya que ha dado visto bueno para demoler los inmuebles por “no estar declarados”, hechos que se repiten en otros municipios como Caldas con la Casa Consistorial e Itagüí con los hornos Hoffman.

Estos sucesos están desconociendo y omitiendo el principio de prevalencia que tienen los bienes de interés cultural y otras denominaciones relacionadas con el patrimonio cultural, que ordenan varias leyes colombianas como la 388 de 1997 de Ordenamiento Territorial.

 


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