El reconocido líder social de Caldas sufría de una enfermedad que le deterioró su movilidad. Decidió aplicarse la eutanasia y el pasado fin de semana se despidió a través de sus redes sociales. Esta es la historia.

PUBLICADO 24 JUNIO 2022

Nelson Estrada Cárdenas, a sus 65 años, decidió morir como vivió durante sus últimos años de trabajo social en Caldas: con dignidad y luchando por sus derechos.

Desde el 2007 fue diagnosticado de polineuropatia desnuralizante crónica una grave enfermedad que provoca la contracción del sistema nervioso central, lo que le afectó en los últimos años su movilidad. Aunque siempre se caracterizó por su trabajo comunitario y político en Caldas, quizá este padecimiento lo motivó a trabajar por los derechos de las personas con discapacidad física y movilidad reducida.

Su beligerancia y rebeldía para decir las cosas por su nombre, lo llevaron a tomar la decisión de aplicarse la autanasia, a pesar de que su enfermedad no fuera terminal. A través de sus redes sociales defendió su postura de vivir y morir dignamente, además cuestionó las trabas del sistema de salud y la injerencia de la Iglesia.

“La iglesia con tal de no perder sus feligreses que le estén dando su dinero, meten la mano en todo pues le quiero informar a cada uno de estos parroquianos que nos dicen a nosotros hijos de Dios que la realidad humana es muy distinta, la fe está puesta en salir de este mundo y el dolor no lo soporta es sino el mismo paciente, para que vengan ustedes a opinar sobre lo que es bueno o malo cuando estamos en la cama tan charro estos curas”, escribió hace pocas semanas.

A pesar de los obstáculos, Nelson accedió al procedimiento. En los últimos días decidió despedirse con alegría de sus amigos, vecinos, quienes conocieron su liderazgo no ocultaron su agradecimiento y fiel a su convicción, acudió a las urnas y promovió el voto a la presidencia por Rodolfo Hernández para luego disfrutar de un plata de caldo de pata preparado por su Ana Tulia a Cárdenas, porque le encantaba el colágeno.

El pasado lunes festivo fue su último día de vida terrenal a la que nunca se apegó aunque amaba vivir. Realizó una transmisión en vivo desde su perfil en facebook explicando las razones de su decisión, mientras que sus vecinos lo despedían entre luces y aplausos.

Nelson nunca dejó de sonreír. No se le quebró la voz y no parar de enviar mensajes en defensa de su población y contra los políticos que trabajan por el bienestar de la comunidad.

Nelson es la segunda persona en el Valle de Aburrá que accede a la eutanasia desde que fue aprobada, pero la primera que la recibe sin padecer una enfermedad terminal. En la memoria de quienes lo conocieron quedará siempre su recuerdo de un líder trabajador y que alzó su voz de protesta hasta su último día de vida.