Ser trans en Medellín: historia de exclusión y discriminación
En lo que va corrido del año, tres mujeres transexuales han sido asesinadas en la capital antioqueña. Esta población enfrenta diferentes violencias: la familiar, la laboral, la social y entre ellas mismas por defender su territorio. Esta es la historia de dos de ellas.
Por: Alejandro Calle Cardona
En una de las aceras del sector de Barbacoas, en pleno centro de Medellín, ella permanece de pie. Tacones altos negros, pantalón brillante negro y blusa ombliguera del mismo color, que le hace juego con su tapabocas también negro y con las tiras de las tangas que deja al descubierto rodeando las curvas de su cintura.
Como todos los días, se ubica detrás de la Catedral Metropolitana a la espera de algún hombre que pague lo justo por acceder a su cuerpo. Por estos días de pandemia el número de clientes se redujo al mínimo y al igual que las demás compañeras, trata de cazar alguno y así ganar dinero para sobrevivir.
Responde con pocas palabras las preguntas que le hago, pero lo suficiente para identificar que no es paisa, tampoco colombiana. “La calle está muy dura”, dice mientras mira hacia otro lado. Asegura que por el coronavirus está buscando otro trabajo, de modelo webcam, aunque no ganaría lo mismo. “Una puede ganar 600 mil pesos quincenales, pero uno acá eso se lo gana en una semana”, aclara.
Sara, como la llamaremos, evita más preguntas, por lo que sigo el camino para conocer cómo viven las mujeres trans en Medellín en medio de la pandemia. Sobre la otra esquina hay un pequeño grupo de cuatro de ellas. Una rubia alta, una morena gruesa y otras dos que de inmediato se alejaron. La rubia, con sus senos solo cubiertos por una flor, preguntó si quería algo.
Eran las nueve y treinta de la mañana de un martes. No importó. Las puertas de las casas y residencias de Barbacoas eran custodiadas por ellas, pero ante cualquier asomo de sospecha, se ocultan con la prisa que da el instinto de protección.
- ¿Cómo van en cuarentena?, le pregunto con algo de temor porque ella no llevaba tapabocas.
- Mal, mi amor. No hay clientes, pero toca salir a trabajar porque nadie ayuda. Todos dicen que nos ayudan, pero aquí no ha llegado nada.
Se va y sigue su camino por el andén. Se cruza con un hombre de unos sesenta años, quien le sonríe como puerta de entrada para negociar un encuentro de pocos minutos.
La prostitución es una de las pocas alternativas económicas para las mujeres trans en Medellín, la otra es ser estilistas y unas cuantas incursionan ahora en el modelaje por internet. Solo una pocas logran vencer todas las barreras y estigmas sociales, consiguen acceder a estudios, a terminar una carrera profesional y ejercer su profesión en la empresa privada o entidades públicas. “Es preocupante lo que está pasando y nos reunimos con la Alcaldía de Medellín para definir estrategias, no solo de seguridad, sino también de garantías para el acceso a la educación y laboral. No es fácil acceder al empleo y la oferta se reduce a la prostitución o ser estilista”, advirtió Fausto Arroyave Rojas, presidente del Comité de Política Pública LGBTI de Medellín.
La mayoría de trans se conforman por lo menos con ser aceptadas en sus familias. “Desde muy pequeño me di cuenta de que mi cuerpo tomaba otra condición sexual y para mi familia no fue fácil. Me vine de mi pueblo y llegué a Medellín y no ha sido fácil. Mi sueño es ser comunicadora o estilista, pero me toca trabajar en la calle para mantenerme”, dice Ximena Betancur, curiosamente también vestida de negro.
Es delgada y sonríe a pesar de lo que ha vivido y del temor que abunda por estos días. En lo que va corrido del año seis personas de la población LGBTI han sido asesinadas en la ciudad, tres de ellas mujeres trans. La primera fue el 28 de junio en la comuna 1 Popular, justo cuando se celebraba el Día de los derechos LGBTI; el segundo caso ocurrió en la comuna 2 y el más reciente fue en el barrio Enciso, cuando dos hombres le dispararon a una mujer trans venezolana.
“Le estamos exigiendo a la Secretaría de Seguridad que conforme de inmediato la mesa de casos urgentes para atender la violencia contra esta población porque es evidente que nos están matando”, pidió David Pérez, coordinador del movimiento No Matarás.
El miedo vive entre ellas al punto de que prefieren no hablar mucho del tema. “Una tiene que vivir pendiente y trabajar solo en lo de una. Acá hay mucha loca que le da rabia con las que somos venezolanas”, dice Sara. Lo mismo advierte Ximena, quien apunta que ese el riesgo al que se enfrentan cuando se trabaja en las calles del Centro: “la ciudad está cada vez más pesada, uno ve mucha gente rara de todas partes”.
Pero la violencia no solo es física. Los actos de discriminación se hacen evidentes en todas las esferas, solo basta recordar cuando fue bajada la bandera del orgullo LGBTI del Pueblito Paisa el año anterior. En contraste, este año la Alcaldía de Medellín izó la misma bandera en la misma sede de la administración municipal e intervino diferentes pasos peatonales con los colores del arcoíris, los mismos que iluminaron los principales edificios de la ciudad como mensaje de respeto a la diversidad.
Se estima que el 5% de los habitantes de la ciudad hace parte la población LGBTI. Los municipios avanzan en políticas públicas para garantizar sus derechos como la cedulación de las mujeres trans, pero el camino es largo. Por ahora buscan defenderse en medio de la pandemia que les redujo aún más sus posibilidades laborales. Algunas se arriesgan a trabajar, pese a que no están autorizadas. La calle cada vez se hace más dura.
RECUADRO
ABANDONO Y RECHAZO
La historia de Ximena se repite a diario en el país. Las familias son el primer núcleo que rechaza a quienes manifiestan su orientación sexual. “A muchas chicas les toca vivir en la calle, yo creo que por lo menos el 70% de nosotras viven en hoteles del Centro o incluso en inquilinatos o en la calle”, asegura.
Por eso, desde los colectivos LGBTI proponen albergues temporales para evitar que lleguen a situación de calle y desde la Alcaldía de Medellín anuncian que ya hay un proyecto que se va a materializar este año. “Ya nos reunimos con todos los colectivos y les entregamos una propuesta de un albergue ubicado en un municipio cercano, pero las mujeres trans pidieron que fuera en Medellín y así será. Esperamos que en los próximos meses lo entreguemos”, explicó Diego Herrera Duque, subsecretario de Derechos Humanos.