En María Auxiliadora dicen que “Palenque es Palenque”
Para llegar a lo más alto de esta vereda de Sabaneta, hay que caminar por lo menos una hora por la única vía que tiene, superar seis lomas y respirar profundo para no desfallecer.
Desde su ingreso, en la Avenida Sabaneta-Envigado, sus pobladores demuestran su amabilidad. Saludan a quien por sus casas pasan, aunque por lo general conocen a todo al que por allí transita. Cuentan algunos de los más viejos que a su llegada a la vereda se encontraron con un grupo de palenqueros, es decir, hombres de raza negra, símbolo de la lucha contra la esclavitud.
Al superar la primera loma, cerca de la primera unidad residencial construida allí hace 17 años, Altos de María, un grupo de hombres debaten sobre cuántos años tiene la vereda, “200”, dice uno, mientras que otro refuta y asegura que son algo más de cien. Tampoco se ponen de acuerdo con el nombre de este poblado. Para algunos sigue siendo Palenque, mientras que para otros, es María Auxiliadora.
En sus inicios, pocas casas de tapia se levantaban en medio de los cultivos de plátano y caña, separados por una vía en tierra y rieles. A partir de la década de 1990 las construcciones de material aparecieron y se fueron apiñando formando ramales de calles estrechas.
A las casas de ladrillo y las fincas que aún permanecen en el sector, se unen grandes edificaciones, las cuales aumentaron significativamente el número de pobladores. “En los últimos cinco años han construido cerca de diez edificios y ya vienen más”, explica Gildardo de Jesús Ledesma, o “Colo”, como le dicen al vicepresidente de la Junta de Acción Comunal.
Su tío, Pedro Nel González, asegura que a sus 81 años no cambia a Palenque por ningún otro barrio. Sí, “Palenque, porque Palenque es Palenque así muchos le quieran cambiar el nombre”, aclara entre risas pero de manera vehemente, antes de subir una de las lomas en busca de una cerveza.
Los Mazo, Uribe, Cárdenas y Restrepo fueron los primeros grupos familiares en establecerse en la vereda, quienes se transportaba a lomo de mula por los caminos de herradura.
“Todo era como en el campo. La gente cultivaba café, plátano, naranja, entre otros. Se respiraba un ambiente tranquilo y la gente vivía en paz, lejos de los zumbidos de las balas y de la contaminación de la ciudad. Vivíamos felices”, dice Jorge Iván Alzate Restrepo, uno de sus habitantes.
Producto de la sobrepoblación, apareció la unidad de vecinos, la junta de acción comunal y el nuevo nombre: María Auxiliadora, impulsado por el sacerdote Ramón Arcila. Pero no solo el nombre se ha intentado cambiar; también la seguridad, la cual se vio afectada por un brote de violencia en la parte alta, por lo cual fue necesario la instalación de una base militar.
El sonido de las motos de alto cilindraje es tan común como las imágenes de María Auxiliadora en las entradas de las fincas y esquinas de la vereda. “Tanta moto ya no deja salir a jugar a los niños en las calles porque bajan al soco”, indicó otro habitante quien prefirió reservar su nombre.
Esta vereda cuenta con dos instituciones educativas -una pública y otra privada-, una capilla, dos rutas de buses y una cancha de fútbol en grama sintética, que fue construida junto al proyecto de vivienda de interés social del Municipio.
Para llegar a cualquiera de estos lugares “hay que caminar, ¡y mucho loma arriba!”, advierte ‘Colo’, quien manifiesta que su mayor preocupación es que con tanto proyecto de vivienda “nos pasen de estrato 2 a 3 ó 4, y ahí si nos toca es pelear”.
Es sábado, la temperatura es cercana a los 30 grados y el calor aumenta con cada paso en busca de lo más alto de la vereda. A ‘Colo’ lo saludan en cada avance, unos vecinos, otros amigos, pero en su mayoría familiares.
Y en cada cuadra aparece la misma discusión. Los más creyentes dicen que es María Auxiliadora, mientras que los más tradicionalistas, alegan que es Palenque. Pero don Pedro tiene la solución; “esto por acá se llama María Auxiliadora de Palenque”.
Alejandro Calle Cardona