El covid también se llevó a Lubín, el panadero más querido de La Estrella


Alejandro Calle Cardona

La Estrella / agosto 28, 2020

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El coronavirus parece esa enfermedad que parece ensañarse con los personajes más queridos de La Estrella. No bastó con don Mario, el tendero de Caquetá. Hoy el dolor es por la partida de Lubín, el panadero más viejo del municipio. Decenas de vecinos le rinden un homenaje y lloran su partida.

PUBLICADO 28 DE AGOSTO 2020

Un tinto en la ventanita antes de misa o un perico con buñuelo después de la homilía. Cualquier excusa era válida para disfrutar de parva hecha desde hacía 40 años en el Salón Familia, la primera panadería de La Estrella.

En las últimas semanas inició su lucha más grande al resultar positivo para el coronavirus. Pero el virus la ganó y desde que se conoció la noticia, muchos clientes y vecinos se acercaron hasta la panadería para dejar sus mensajes y velas como el mejor homenaje a quien siempre tenía una sonrisa mientras acomodaba los postres, panes o servía el café.

“Él va a dejar un vacío muy grande en todo el pueblo sobretodo por su calidez, el llegar allí era como sentarse en la sala de la casa y probablemente por eso desde que yo recuerdo fue y aún es el sitio de encuentro de diferentes generaciones de Siderenses. “Ahí donde Lubín nos pillamos” y no había que decir nada más porque sin pensarlo dos veces Lubín sería el más amable anfitrión, incansablemente atendía el mostrador,las mesas,el horno, la freidora donde quién sabe desde cuándo llenó una y otra vez con los inconfundibles y ricos buñuelos. Feliz viaje Lubín”, escribió uno de sus clientes.

Y es que Lubín deja una familia numerosa, no solo a sus hijos con los que a punta de parva ayudó a cumplir sus sueños, sino a quienes todos los días llegaban a terturliar, a tomar café, hablar de política, de fútbol o de lo que pasaba en el municipio.

Hoy viernes a las 10 de la mañana se tiene preparado un pequeño homenaje en el atrio de la iglesia principal, al lado de la panadería que Lubín siempre cuidó en los últimos 40 años.

Foto: Roberto Mejía