Desde el sur también se contamina el aire


Alejandro Calle Cardona

Medio Ambiente / marzo 31, 2017

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El gran número de vehículos que transitan desde Envigado y El Poblado, así como las industrias asentadas en todo el sur del Valle de Aburrá, son grandes aportantes a la contaminación que padece actualmente la región. Pese a los anuncios de controles hace un año, la problemática persiste.

 

El 16 de marzo de 2016 Medellín y su área metropolitana vivió la emergencia ambiental más crítica de su historia debido a los altos niveles de contaminación en el aire. Dicha alerta duró 40 días. Hoy, un año después, el cielo continúa siendo gris, aunque las autoridades aclaran que los niveles de partículas contaminantes no alcanzan los niveles de hace un año.

Sin embargo, la crisis ambiental por cuenta de la mala calidad del aire ha provocado un incremento del 30% en las consultas médicas por problemas respiratorios especialmente en niños, mujeres embarazadas y personas de la tercera edad. Incluso algunos han abandonado la ciudad y trasladar se vivienda a otras regiones de Antioquia para aumentar su expectativa de vida.

¿Cuáles son las causas de este fenómeno que no superamos? Los aportantes se identifican desde todos los sectores. Por ejemplo, el número de motos ha incrementado en un 500% y el de los vehículos un 181% en los últimos 15 años, siendo Envigado y El Poblado, los sectores desde donde más cantidad de vehículos se movilizan en el área metropolitana.

Ante esto, según el protocolo para la descontaminación del aire aprobado por el Área Metropolitana, al declararse la alerta roja fase 1, tal y como ocurrió el pasado 22 de marzo, se implementó del pico y placa para seis dígitos para vehículos y motos y con ello, más de 450 automotores salieron de circulación. Pero además, el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez solicitó a Ecopetrol mejorar la calidad del combustible.

Aunque la empresa respondió que actualmente este contiene 150 partes por millón de azufre, pese a que por ley podrían distribuir un combustible con hasta 300 partes por millón, la topografía del valle y las condiciones climáticas impiden que dichas partículas se disipen adecuadamente y sean nocivas para los seres humanos.

Como si fuera poco, el director del Área Metropolitana Eugenio Prieto denunció que algunos de los Centros de Diagnósticos Autorizados no están cumpliendo con la ley e incluso habló de un cartel de corrupción para otorgar los certificados de revisión técnico mecánica a vehículos que no cumplen con los requisitos.

Esto, respaldado en que en los controles que aumentaron en las dos últimas semanas, las autoridades han encontrado que el 46% de los automotores no pasaron la prueba de emisiones de gases, pese a tener el certificado. Pero en los mismos puestos de control han llegado volquetas modelo 1960 y buses de transporte público soltando grandes cortinas de humo negro.

Un video que circuló en redes sociales dos días después de declararse la alerta roja, mostraba cómo un vehículo de la ruta Rosellón Envigado dejaba una densa nube de humo a su paso. Y aunque los municipios y empresas de transporte avanzan en la modernización de la flota, como el SoloBus, dicho proceso terminará en 2025.

 

Tarea de todos

Según el alcalde Federico Gutiérrez las fuentes móviles aportan el 80% de las partículas contaminantes, mientras que las empresas el 20%. Y pese a la ampliación del pico y placa, los habitantes de Medellín y otros municipios cuestionaron la falta de medidas para las empresas. Incluso, en la zona rural de Itagüí, las calderas de las ladrilleras continuaron funcionando normalmente.

Esto ha provocado que las estaciones de monitoreo ubicadas en Itagüí (Casa de Justicia e I.E Concejo de Itagüí) en La Estrella y Caldas permanezcan en niveles amarillo y naranja, es decir, no son óptimos para el ser humano. “Restringir la circulación de vehículos es buena, pero faltan medidas para los buses contaminantes y las empresas que también contaminan. Todos deberíamos aportar”, aseguró Yesika Duarte, habitante de La Estrella.

¿Y los árboles? La otra crítica de ambientalistas ha sido la constante tala de árboles para proyectos urbanísticos, comerciales y de infraestructura vial, así como la falta de espacios para sembrar y reforestar. Se estima que en el Valle de Aburrá hacen falta por lo menos 700 mil unidades arbóreas, por eso desde las alcaldías de Medellín, Itagüí y Envigado avanzan en la protección de algunos pulmones verdes y la siempre de por lo menos 200 mil árboles.

La mala calidad del aire que respiramos actualmente es consecuencia de las malas prácticas de empresas de transporte, constructores, empresarios y ciudadanos, pero también de la falta de políticas públicas para evitar una emergencia ambiental. Según Eugenio Prieto, director del Área Metropolitana, en años anteriores también se vivieron momentos críticos, pero no había un sistema de monitoreo como el actual ni un protocolo para descontaminar el aire.

“La situación es preocupante y por eso tenemos planes de choque y otros a largo plazo. Ahora la tarea es de todos los sectores poblacionales y económicos, si queremos respirar un aire más puro todos debemos aportar”, indicó.

Pese a la polémica, las medidas parecen dar resultados. Los niveles de partículas contaminantes en los primeros días tras la alerta roja disminuyeron al 50 por ciento. Ahora los ojos están puestos es las empresas que persisten en malas prácticas ambientales y 45 de ellas ya están en la mira de las autoridades, de las cuales siete fueron sancionadas. Ambientalistas y pobladores piden medidas más estrictas para así lograr recuperar el aire y el cielo azul del Valle de Aburrá.

Alejandro Calle

periodicociudadsur@gmail.com