Débora Arango por fin habita el parque de Envigado


Alejandro Calle Cardona

Envigado / mayo 23, 2023

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Este fin de semana la alcaldía describió el busto de Débora Arango, la hija ilustre de este municipio y por el cual organizaciones de mujeres reclamaron este lugar al lado de otras esculturas. Algunos critican la iniciativa, pero es un reconocimiento a una artista internacional y a una mujer que luchó contra una sociedad machista.

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Hablar de Débora Arango es hablar de arte, de cultura, pero también de rebeldía, de derechos femeninos y por su puesto de Envigado. Es la artista mujer más importante del país, pero tuvo que enfrentarse al establecimiento para lograr revolucionar el arte con sus pinturas y desnudos.

Curiosamente en el parque principal de Envigado permanecen desde hace varios años los bustos de tres hijos pródigos de este municipio: Manuel Uribe Ángel, Marceliano Vélez y Fernando González. Pero fiel a una sociedad patriarcal hacía falta la imagen de Débora, la pintora.

Este fin de semana, luego de varios años de lucha y propuestas de colectivos de mujeres y culturales, la alcaldía develó el busto de la maestra Débora Arango, fue realizada, curiosamente por un sacerdote, el presbítero Francisco Eduardo Toro, utilizando la técnica de fundición en bronce a la cera perdida.

Aunque en menor tamaño que los demás bustos, este es un gran reconocimiento a una mujer que rompió los esquemas del arte y que trascendió en el tiempo. Su obra permanece en el Museo de Arte Moderno de Medellín, en el hall de la Alcaldía de Envigado, en su Casa Blanca, su nombre en el instituto de artes, en parques en el billete desvalorizado de 2.000 pesos y en la memoria de quienes habitan Envigado.

No faltaron las críticas, los que se atreven a cuestionar la importancia de la maestra aduciendo argumentos del siglo XV. Otros comentarios en redes sociales aseguran que hay asuntos más importantes por resolver y posiblemente tengan razón cuando reclaman seguridad y empleo, pero el reconocimiento a la mujer también lo es en un país donde se les agrede, viola y asesina a diario.

Cuando Débora Arango reflejó en sus pinturas a la gente más vulnerable de la sociedad y criticó la corrupción de la iglesia católica, el ejército, la policía y el gobierno con pinceladas gruesas y colores intensos, fue censurada. Eran los años 40 y su obra era percibida como corrupta, desvergonzada, pornográfica y vulgar.

Aun así, los temas políticos y sociales siguieron recurrentes en sus acuarelas y su empeño por retratar realidades se mantuvo.

Por eso el busto no es solo una escultura, es poner en el lugar que se merece a la mujer que se atrevió a alzar su voz, a defender su arte y su pensamiento, su dignidad y la libertad.