Ahogados y sin respuestas
La ilusión de una nueva vivienda para decenas de propietarios de Ciudadela del Valle y Laureles del Valle quedó en medio de una nube de contaminación emitida a diario por las chimeneas de las ladrilleras y chircales ubicados en zona rural de Itagüí. Aunque la problemática es vieja, ni la alcaldía ni Corantioquia ni las empresas ni las constructoras parecen tener una solución en el corto plazo.
POR ALEJANDRO CALLE CARDONA
Andrea, como llamaremos a esta afectada, compró sobre planos un apartamento ubicado en la unidad Laureles del Valle, uno de los nuevos polos de desarrollo urbanístico del municipio. En los diseños, su nuevo hogar tendría vista a una gran zona verde, pero al recibir el apartamento se encontró con que dicha zona era una montaña con la sorpresa con que en medio de ella hay una gran industria de ladrillos a escasos 100 metros de su balcón.
Esa empresa funciona las 24 horas de los siete días de la semana fabricando ladrillos y tejas. Para ello, utilizan calderas que emiten nubes densas de humo que terminan en los barrios y unidades residenciales cercanas. CIUDAD SUR ha publicado varios informes sobre la situación desde el 2014 y ha consultado a la autoridad ambiental y a la Administración Municipal, obteniendo la misma respuesta.
http://www.ciudadsur.co/2017/10/30/las-ladrilleras-siguen-ahogando-con-su-humo-en-itagui/
Al parecer, los habitantes afectados logran lo mismo. “Nosotros hemos hablado con Corantioquia, la Alcaldía y la constructora, pero todos se tiran la pelota y nadie asume responsabilidades. Al parecer nos tendremos que aguantar o irnos de nuestros apartamentos”, dijo la mujer que prefirió ocultar su nombre.
Las consecuencias para la salud no se hacen esperar para quienes habitan cerca y respiran el aire contaminado de las ladrilleras. “Mi hijo de 4 años y yo ya mantenemos las amígdalas inflamadas, por eso yo no abro el balcón de mi casa porque el olor a óxido es muy fuerte y el polvo es impresionante. En este edificio hay varios niños enfermos y una amiga tuvo su bebé hospitalizado por lo mismo”, relató.
Por ello varios vecinos se unieron para conformar un grupo que inició a denunciar la situación en redes sociales y en los próximos días podría interponer acciones legales para encontrar una salida radical. ¿Pero qué tan viable es?
MODIFICAR EL POT, ÚNICA SALIDA
Al iniciar su gobierno, el alcalde León Mario Bedoya visitó la vereda El Pedregal. Allí una pequeña de 8 años se acercó, lo abrazó y entre lágrimas le pidió que quitara las ladrilleras porque no quería seguir enferma. Aunque el mandatario se comprometió en aquella ocasión a buscar una alternativa, al parecer esta se demorará.
Según información suministrada por Corantioquia, en Itagüí existen 22 empresas activas del sector ladrillero: diez Ladrilleras o Tejares y doce chircales. Seis de estas empresas cuentan con el permiso de emisiones atmosféricas, mientras que las demás, “cuyas actividades no requieren de dicho permiso, se encuentran sujetas de control y seguimiento según el Decreto 948 de 1995”.
Debido a los controles han sido desmontados dos chircales y durante lo que va corrido de este 2018 se han realizado 16 visitas de control y seguimiento ambiental para verificar si cumplen con la normatividad ambiental.
Producto de esas visitas siete chircales cuentan con medidas preventivas y tres tienen requerimientos como “controlar emisiones difusas en los hornos, aumento de altura de chimeneas, utilización de madera limpia, entre otros”.
Por su parte el alcalde Bedoya le reconoció a CIUDAD SUR que en el Plan de Ordenamiento Territorial se cometió un error al permitir que las nuevas viviendas tuvieran que convivir con esta industria, incluso confesó que él ha sido afectado. “Yo crecí viviendo con el tejar El Rosario frente a mi casa y él le debo la rinitis y la voz nasal que tengo”.
El mandatario explicó que el POT actual está vigente hasta diciembre de 2019 y que se presentará una modificación para permitir que los lotes donde están ubicadas estas empresas pasen a suelo urbano y sean atractivos para el sector constructor y puedan adquirirlos.
“Estamos tratando para que produzcan limpio pero hay que buscar un abandono, aunque la industria alfarera genera mucho empleo en el corregimiento. Debemos buscar una solución definitiva porque esto no puede ser un problema eterno”, aseguró Bedoya.
Mientras esto ocurre la Corporación Cipas presentó una serie de propuestas para mitigar la contaminación. Entre ellas está la siembra de un muro verde con árboles de más de 70 metros, reemplazar el modo de combustión y la instalación de ventiladores en los hogares para alejar el esmog.
Se acerca un nuevo periodo crítico para la calidad del aire en el Valle de Aburrá, pero esta zona de Itagüí parece vivir permanentemente en contingencia ambiental. Algunos carteles de “Se vende” o “Se Arrienda” aparecen en las ventanas, mientras que sus propietarios esperan una solución urgente que les permita vivir tranquilos sin respirar un veneno que no estaba en los planos.