Por la pandemia a pareja de médicos les tocó “casarse” en el hospital


Alejandro Calle Cardona

Crónicas y reportajes / junio 4, 2020

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El momento histórico de crisis por cuenta de la propagación del Covid19 frustró los planes de miles de parejas en todo el mundo que soñaban con celebrar ritos matrimoniales y, por supuesto, viajar a una idílica luna de miel. Esta es la historia de Natalia y Alejandro, dos médicos de Medellín a quienes esta esperada fecha los cogió entre los pasillos de un hospital.

POR: JULIANA VÁSQUEZ POSADA

FOTOS: Juan Camilo Méndez. IG: @Bodascamimendezphoto

El 9 de mayo era la fecha más esperada y especial en el calendario 2020 de los médicos Natalia Echeverri y Alejandro Hernández. Ellos, después de casi 3 años de noviazgo y 2 de convivencia permanente, celebrarían su matrimonio religioso en las playas de Santa Marta y luego viajarían a Grecia para disfrutar de su luna de miel, pero nada de eso sucedió y como si se tratara de una película futurista, un desconocido virus lo cambió todo y ellos tuvieron que quedarse en su ciudad para combatirlo.

El amor lo puede todo, dicen los que tienen la fortuna de estar enamorados. Y así lo retrató el fotógrafo de bodas Juan Camilo Méndez, quien llegó hasta las instalaciones del centro hospitalario donde labora Natalia para inmortalizar a través de su lente la fecha con la que tanto habían soñado estos novios. No era, por supuesto, su matrimonio soñado, era el que les había impuesto la llegada del Covid19 a nuestra región.

“Nunca nos imaginamos que íbamos a vivir esto, pero aprendimos a vivir el momento y disfrutar lo que tenemos hoy, porque no sabemos qué va a pasar después, por eso decidimos casarnos simbólicamente en la medida de las posibilidades que teníamos en medio de esta pandemia”, explicó la novia.

En una de las fotografías publicadas por Juan Camilo, los novios, vestidos con sus piyamas de médicos, sostienen carteles en los que se lee “Deberíamos casarnos hoy. Pero en cambio fuimos a trabajar por ti, así que quédate en casa”. Aunque la idea original era hacer una sesión pre-boda, terminó siendo todo un ritual de matrimonio en su mundo habitual, “pues sus compañeros de trabajo y cómplices, tenían todo preparado: el vestido, el yugo de guantes, el boutonier del novio, el padre y las damas de honor. Pudimos acompañarlos en una ceremonia simbólica con todos los cuidados de cuarentena y desinfección como si estuviéramos en una película”, relató el fotógrafo.

La historia de Natalia y Alejandro comenzó 5 años atrás. Ella se estaba especializando en ginecología y obstetricia y él en medicina interna. Ambos coincidieron en una fiesta organizada por integrantes de la Facultad de Medicina de la U. de A. Dos años más tarde se hicieron novios y un año después decidieron vivir juntos.

Hace aproximadamente un año comenzaron a soñar con una boda católica en medio del paisaje del caribe colombiano y una luna de miel en la que recorrerían las históricas calles y las bellas playas de Grecia. Pero todos los planes se vinieron abajo cuando empezaron a ver la rápida propagación del coronavirus por países como Italia y España. “En febrero decidimos cancelar la luna de miel y empezamos a mirar opciones de un viaje local, en ese momento todavía no nos imaginábamos que no íbamos a poder celebrar el matrimonio, nunca pensamos que aquí íbamos a vivir el aislamiento ni que iban a reclutar al personal médico”, relató Natalia

A las pocas semanas, el Gobierno prohibió los eventos masivos y cerró los aeropuertos y, como si fuera poco, el hospital en el que trabaja Alejandro declaró alerta roja, así que sus vacaciones fueron canceladas. Todo lo que habían planeado durante un año se quedó en eso, en un plan sin ejecutar. Ambos tuvieron que quedarse trabajando, ella atendiendo partos y madres gestantes y él en primera línea de atención a pacientes con Covid19. No hubo viaje, no hubo matrimonio religioso, no hubo fiesta. Pero les quedaba el amor.

“Fue un momento de mucha incertidumbre, de mucho estrés, no sabemos cuándo vaya a pasar esto y menos con nuestra profesión, por ahora solo sabemos que vamos a estar aquí indefinidamente. Pero nos dimos cuenta de que lo realmente importante para nosotros era el rito religioso, la bendición de Dios, por eso decidimos hacer una ceremonia privada en la fecha que habíamos planeado inicialmente”, explicó la novia.

La sesión de fotos en su ambiente de trabajo de habitual, que cobra tanto valor en este momento de crisis por cuenta de una pandemia que ya fue declarada endémica, terminó siendo un acto simbólico de amor y de unión en el que algunos colegas, un consultorio, unos guantes quirúrgicos y una silla de ruedas fueron suficientes para darse el sí para toda la vida.

Luego vino la ceremonia católica -aunque no canónicamente válida- en el apartamento de los novios, en compañía de un sacerdote y de Amalia, la hija de 4 añitos de Alejandro. Los familiares y amigos los acompañaron desde la distancia a través de videoconferencia y aunque habían planeado compartir este momento especial solo entre ellos, terminaron recibiendo una gran sorpresa de uno de sus vecinos, un reconocido DJ de bodas de la ciudad, quien desde el acceso al piso de su edificio les hizo una presentación en vivo a la que, por supuesto se unieron desde sus balcones, sus demás vecinos.

Al final, los novios terminaron bailando en medio de los aplausos y la alegría de un puñado de espectadores con los que no comparten más que un mismo lugar de residencia, pero con quienes pudieron celebrar que la fuerza del amor puede con todo, hasta con el coronavirus.


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