El ciclismo nacional vive uno de sus mejores momentos, en cuanto a reconocimiento mundial y logros deportivos. Aunque la mayoría de corredores son del suroeste antioqueño o de Boyacá, dos jóvenes del sur del Valle de Aburrá empiezan a abrirse terreno en las carreteras del mundo.
CHRYSTIAN DAVID CARMONA MEJÍA
Nació el 13 de agosto de 1996, creció en el barrio Obrero de Envigado y siempre se dedicó al fútbol. Jugaba en clubes, competía en torneos. Pero la vida se mueve por caminos misteriosos que al final pueden ser maravillosos, “en mi casa siempre tenía una bicicleta, hacía carreras con mis amigos, incluso a los partidos de fútbol me iba en ella”.
Su vida cambió a los 15 años, cuando cursaba noveno grado en el colegio Manuel Uribe Vélez (MUA). “Un día fue Gonzalo Agudelo, conocido en el mundo del ciclismo como ‘Parlante’ y nos invitó a un proyecto que quería formar de ciclismo, desde cero”.
Un paso nuevo es mejor darlo acompañado y Chrystiam estaba decidido. “Un amigo que practicaba patinaje y yo fuimos los únicos del colegio que asistimos, yo fui de los primeros en llegar y el último en salir. Allí ‘Parlante’ nos mostró el proyecto, fotos y a mí me empezó a gustar todo eso”.
Empezaron los entrenamientos, dos o tres por semana en los que comenzó a tomarle amor a la bicicleta, ya no como medio de transporte, sino como un proyecto de vida. El deporte, aunque con su dureza trae recompensas y la suya llegó pronto. “Al mes, en Puerto Triunfo, gané mi primera carrera, el Festival de Verano el 22 de junio de 2011. Ahí mi entrenador me dijo que el ciclismo era lo mío, que debía dedicarme y ser disciplinado”, recuerda Chrystian.
Y empezó una carrera en el ciclismo, con diferentes clubes como el de Envigado, Bike House Trek, Formesan y GW Shimano. Sus buenas actuaciones lo llevaron a vestir los colores de la Selección Antioquia y luego al Orgullo Paisa.
Su buena temporada en el 2017 le dio la oportunidad de irse a Europa, allí corre con el equipo italiano Calzaturieri Montegranaro, una escuadra de categoría Sub 23, y esa confianza ya la respondió con un título, el de la edición 34 del Gran Premio Ciudad de Montegranaro, “era difícil, eran 115 kilómetros con un desnivel acumulado de 2000 metros, pero desde que me levanté me sentí muy bien. De salida me metí en la fuga de doce corredores, cuando estábamos en el kilómetro 60 me escapé con un polaco y trabajamos juntos para que no nos alcanzaran, faltando 20 kilómetros él no quiso trabajar más y desde el equipo me dijeron que si me sentía fuerte me fuera, lo ataqué y me fui. Llegué a la meta con un esfuerzo increíble, pedaleaba más con el corazón que con las piernas”.
Chrystiam aspira a llegar al WorldTour, sus condiciones le darían para ello, “pues me defiendo en la montaña, en los embalajes y en la contrarreloj individual también me siento cómodo”. En el pelotón nacional admira a Dany Osorio, corredor de La Estrella, así como a Juan Pablo Suárez y Alex Cano, a quienes considera grandes ciclistas y mejores personas.
Sabe con quiénes quiere rodar en la máxima categoría mundial: su principal ídolo es Peter Sagan, a quien ve como un referente, pero también le gustan Alejandro Valverde y Julian Alaphilippe. Sus mayores aspiraciones son correr un Giro, el Tour o la Vuelta y ganar etapas allí. “Sé que son proyectos que se van construyendo pedalazo a pedalazo, pero siento que voy por el camino indicado”.
MATEO GARCÍA
Creció en el barrio San Gabriel de Itagüí, su infancia no estuvo en las calles o en las canchas. “Tuve pocos amigos, no eran buenas amistades y mi familia me tenía siempre muy reservado y ahora se ven los resultados. Me cohibieron de mantenerme en la calle y ahora estoy en Europa conociendo el mundo en una bicicleta”, dice.
Mateo se dedicó al deporte desde pequeño, pero al bicicross, ahí tuvo buenos resultados hasta que llegó una propuesta al principio extraña, “mi entrenador Iván Darío Hernández me dijo que probara con la ruta, yo había sido varias veces campeón nacional y dijo que yo podía tener más apoyo en la ruta”.
Su primer acercamiento a la ruta estuvo cargado de dudas, “nunca creí que me gustara porque me gustaba el bicicross por la adrenalina, saltar. Veía a un compañero Sebastián Castaño que era ciclista de ruta y no me gustaba, decía que debía ser muy difícil montar cuatro horas, que debía cansar mucho”.
Como si fuera poco, en su primera carrera no tuvo una buena experiencia. Tuvo una caída muy fea bajando de Ciudad Bolívar y pensó que era muy peligroso y arriesgaba la vida, pero a los días ya estaba otra vez con ganas de correr.
Y los apoyos llegaron, se preparó con seriedad y en el 2014 corrió la Vuelta al Porvenir con el equipo Coldeportes Claro, fue tercero en la etapa reina y sexto en la general. El 2015 lo corrió con el equipo EPM, bajo la dirección de Raúl Mesa y al lado de Óscar Sevilla, “a él lo admiro, es muy profesional en sus entrenamientos, en sus comidas y te enseña todo eso”. Estuvo dos años allí, en la Vuelta de la Juventud 2015 fue 27 y en el 2016 fue sexto.
Después de esos resultados llegó el sueño internacional, “de ahí me vio el EFAPEL, un equipo continental portugués que me dio la oportunidad para correr”, y Mateo partió en enero del 2017, y con ellos, durante ese año pudo correr la Volta ao Algarve, Volta ao Alentejo, la Vuelta a Castilla y León y el Gran Premio Berra e Serra da Estrela, y tuvo un nuevo aire.
Llegó al Centro Mundial del Ciclismo de la UCI, en Aigle, Suiza, “un mánager suizo me dio la oportunidad de mostrarme por tres meses y buscar un mejor equipo, acá te enseñan a ser muy profesional en todo, la alimentación, entrenamientos específicos y nos hacen test. Con esto los equipos WorldTour nos pueden ver”. Allí comparte con los otros colombianos Adrián Bustamante, Juan Tito Rendón y Paula Patiño.
Y ha empezado a hacer méritos, el 22 de julio con un tiempo de 1:09:36 segundos se impuso en la Martigny Mauvoisin, “es una carrera en Suiza de 36 kilómetros con rampas de 7, 8 y 12 por ciento, bastante difícil ante 83 corredores”. Después corrió el Tour de Tarentaise en Francia, fue sexto en la general y campeón de la montaña.
“Ganar te hace sentir que todo el esfuerzo y dedicación que pones al entrenar se ve reflejado, es una motivación muy grande porque muchos te felicitan, además le da alegría a muchas personas, especialmente a mi familia”, dice el corredor itagüiseño.
Mateo se considera un ciclista polivalente, con condiciones en la montaña, y para el descenso con técnicas aprendidas en el bicicrós, además de que es bueno para la contrarreloj individual, “aspiro llegar a un equipo WorldTour, sé que se puede llegar si se siguen haciendo las cosas bien”, y esas condiciones le suman puntos para pronto dar el salto, y correr contra, o al lado de Christopher Froome.