En menos de ocho horas quedó convertido en cenizas el negocio que por más de 30 años le ha dado el sustento a la familia de David Pérez. Por una llamada en la madrugada del 10 de julio se enteró que su local de tomates y aguacates estaba siendo consumido por un incendio, al igual que otros 400 puestos de frutas y verduras del bloque 27 de la Central Mayorista de Antioquia.
El incendio tardó en ser controlado casi siete horas, dejó pérdidas por veinte mil millones de pesos y consumió los cinco mil metros cuadrados de ‘Las Malvinas’, considerado el bloque principal de la central de abastos y que, al igual que las islas argentinas en poder de los británicos, está en disputa.
“Me llamaron a la una y cincuenta de la mañana. Uno no cree que fue todo el bloque, uno cree que fue una parte. Cuando llegamos a las ocho y que nos dejaron entrar, todo estaba consumido. Muy dura la noticia”, relata cabizbajo David desde su nuevo e improvisado puesto en un parqueadero de la Plaza.
Allí, en medio de un calor insoportable, los gritos de vendedores y estrujones de carretilleros, solo se habla de una casa: ¿El por qué las llamas se ensañaron con su lugar de trabajo y no pudieron ser controladas? Los clientes que llegan preguntando por piñas, papa y cebolla, también indagan sobre las posibles razones. Todos rumoran, todos especulan, algunos se atreven a dar sus propias conclusiones, pero nadie tiene algo claro.
Pese a que las primeras hipótesis de las autoridades apuntaban a que la conflagración se produjo por un cable de alta tensión que hizo corto, representantes de los más de mil vendedores señalaron que sería fuego provocado, debido al interés que tiene la Alcaldía de Medellín de vender este lote que es de su propiedad.
“Necesitamos que investiguen lo que pasó acá porque creemos que esto vino de manos criminales, no podemos permitir que nos saquen de esta manera. Tenemos una problemática y es que nos quieren sacar de acá, pagándonos los locales a muy poco dinero”, afirmó Laura Agudelo, quien junto a sus padres manejaba tres locales.
Sin embargo, a través de su vocero Danny Mariaca, la Central Mayorista aseguró que no hubo manos criminales porque “no había personal en ese bloque desde las once de la noche hasta las dos de la mañana, cuando debía ser reabierta y la atención fue inmediata por parte de los bomberos”.
Por su parte el concejal de Medellín, Jesús Aníbal Echeverri, explicó que le ha hecho seguimiento al proceso de la posible venta del bloque por parte de la administración municipal y aseveró que no se ha negociado porque no hay oferta de privados y porque tampoco han llegado a un acuerdo con los trabajadores de ‘Las Malvinas’. Además, dio un parte de tranquilidad a los afectados al anunciar que representantes de la administración municipal atenderían su situación y los reubicaría.
Al sol y al agua
Sin embargo David Pérez manifiesta que esa tranquilidad no ha llegado. Además de los 30 millones de pesos que perdió en el local por el incendio, con la reubicación en un parqueadero de la central en una carpa al sol y al agua, las ventas de los productos disminuyeron un 70 por ciento y sus horarios de trabajo se extendieron en más de dos horas para poder tener su puesto organizado.
“Allá teníamos 20 metros cuadrados y acá es un espacio de dos por tres metros. Antes nos cabían 400 canastas y ya solo podemos tener 80. Además el calor acá nos madura los productos, el frío los pasma y cuando llueve no llega nadie a comprar”, expresa David al tiempo que trata de cazar una cliente que le compre sus frutas.
Pese a que esta reubicación se dio tres días después de ocurrida la emergencia y benefició inicialmente a los 190 copropietarios de locales que tenían la documentación en regla, los trabajadores del bloque 27 esperaban que al iniciar el mes de agosto el futuro del bloque estuviera definido, al igual que su situación.
Jorge Eliécer Pinilla, quien vende papaya y fresas y también es representante de los vendedores, confirmó que enviaron un derecho de petición para que la Alcaldía de Medellín les responda y cumpla su promesa de reubicación en un mejor lugar.
“Nos quedaron de dar informe hace varias semanas y nada. Entonces con abogados pusimos un derecho de petición para que nos digan qué va a pasar con el bloque y con nosotros, porque las condiciones son malas. No tenemos baños, no hay energía ni agua. Además las carpas no nos protegen y estamos al sol y al agua”, aseguró.
El concejal Echeverri señaló que ya le pidieron celeridad a la aseguradora con el informe sobre la estructura del bloque, debido a que son más de 400 las familias que están sufriendo las consecuencias del cierre y no tienen nada definido sobre su futuro en este momento.
Explicó que ya están terminando de sacar lo que se quemó y organizando el tema del reciclaje. “Pero se le hizo un llamado a la aseguradora para que no se demore más en entregar el informe final para saber si al bloque hay que hacerle un cambio de estructura o hay que hacer una implosión”, detalló el concejal.
Dicha demora, además de golpear el bolsillo de los propietarios de los locales, ha acrecentado las dudas entre algunos vendedores sobre la posibilidad de que el lote, que el año anterior había sido avaluado en 39 mil millones de pesos, sea vendido como ocurrió con el bloque 24 en el año 2015 para construir uno más moderno.
Por el momento David Pérez y sus cientos de compañeros afectados piden soluciones inmediatas y se rehúsan a tener que salir de la Mayorista, ya sea porque deban demoler ‘Las Malvinas’ o el lote sea vendido. Tampoco tienen baños ni conexiones eléctricas, según voceros de La Mayorista, porque en la zona donde están ubicados no es permitido.
“Lo que queremos es que nos ubiquen otra vez y que sea allá. Que no nos vayan a llevar a otro lado y podamos volver al bloque”, expresa David mientras continúa atendiendo su puesto bajo el inclemente sol, que aunque lo preocupa por la calidad de sus productos, le garantiza la llega de sus clientes.
Cristina Monsalve
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