En pleno parque principal de Envigado, Gonzalo decidió poner un pequeño quisco para vender revistas y algunos libros. Lo hizo en la década de 1970, cuando pocos tenían acceso a las novelas, poesías, y ya algunos escritores antioqueños y colombianos ganaban reconocimiento.

Aunque nació en Caldas, su familia se trasladó hasta la Ciudad Señorial, donde echó raíces y libros. Siendo 1980, el 9 de diciembre, hace exactamente 43 años, decidió abrir la primera librería del municipio en una estrecha habitación ubicada en la carrera 43 A. Así nació El Ocio.

Fue tanto el furor, que meses después tuvo que trasladar sus libros y revistas unas cuadras más hacia el norte, sobre la misma vía, donde encontró un lugar más amplio. El mismo que se convertiría en punto de referencia para los lectores, los curiosos, los vecinos y hasta para los curas.

Y es que su fama alcanzó tal magnitud que un sacerdote del barrio San Marcos le pedía a sus feligreses no visitar El Ocio, del que decía era simplemente un antro donde proliferaba la pornografía. Sin embargo, lo que logró el religioso fue todo lo contrario, lo bendijo con mayor publicidad y popularidad.

En El Ocio los lectores tenían un encuentro con Gonzalo, pero también con Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Gonzalo Arango y demás escritores. Algunas señoras iban en busca de las revistas de moda y los más jóvenes, a cambiar láminas del álbum de chocolatinas y de cuanto álbum saliera.

Con el nuevo siglo Gonzalo decidió pasar su librería hasta el barrio La Magnolia, después a una tula que cargó en el hombro durante 13 años y luego decidió que El Ocio rodaría en un carrito por todo Envigado, que él mismo empujaría.

Ese carro dejó de rodar tras el fallecimiento de Gonzalo, que siempre será recordado como un heraldo librero, visitando los rincones del municipio, llevando las más hermosas obras literarias en su pequeño carrito o en su maletín; siempre fomentando la lectura y la educación en los barrios de Envigado.

Foto: Donaldo Zuluaga/El Colombiano

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