En 1940, hace ya 85 años, don José María Acevedo decidió abrir su propio taller en un pequeño garaje en el centro de Medellín. Con 21 años, decidió emprender un camino que marcaría para siempre la historia industrial de Colombia e inició su sueño: construir la industria de electrodomésticos más grande del país: Haceb
Nació el 2 de agosto de 1919, en Medellín, creció en una casa de la comuna 8 y por situaciones económicas solo pudo estudiar hasta 6to grado, razón por la cual se empleó como mensajero de un taller de reparación de electrodomésticos donde iniciaría su carrera para convertirse en uno de los empresarios más importantes de Colombia.
Corría 1940 cuando Don José, como cariñosamente lo llamaban amigos y colaboradores, decidió abrir su propio taller de reparación en un pequeño garaje de 25 metros cuadrados en el centro de Medellín a pocos metros del Palacio Municipal.
Así, 21 años, un alicate y dos destornilladores, fueron suficientes para poner a caminar su sueño: construir una empresa de fogones y parrillas eléctricas, que con el paso de los años se convertiría en la industria de electrodomésticos más grande del país: Haceb, que hoy ocupa cerca de 300.000 metros cuadrados en las montañas de Copacabana-Antioquia, da empleo a más de 3.500 personas a nivel nacional, diseña, manufactura y comercializa anualmente cerca de 2.500.000 unidades de neveras, estufas, calentadores, entre otros.

Creó esta empresa movido por la necesidad de apoyar a su familia ante la precipitada muerte de su padre. Don José María se distinguió por su interés en aprender. Primero fue el curso de electricidad por correspondencia que tomó a los 16 años, después los aparatos eléctricos que desbarataba una y otra vez para encontrar su defecto y luego las ganas de aprender a fabricar cada electrodoméstico que producía.
En el baúl de los recuerdos reposa un audio en el que el mismo Acevedo relataba que, cuando quiso emprender su camino industrial, pagaba solo 18 pesos mensuales en ese local del centro de Medellín.
Desde entonces, año tras año, él y su familia empezaron a edificar su imperio industrial, eso sí, sin dejar de lado la humildad, el sentido humano y el espíritu de servir, valores institucionales hoy hacen de Haceb, una empresa de valor y con gran posicionamiento en el mercado internacional al estar presente en 27 países, entre ellos Estados Unidos, México, Ecuador y Colombia.

Quienes lo conocieron lo describen como un hombre humilde y cercano, que solía llegar a la empresa en su “pichirilo”, un Renault 4, y saludaba con una sonrisa a cada trabajador, sin importar cargos o jerarquías. Para muchos, su grandeza radicaba en que nunca olvidó que el empleado era lo más importante dentro de la organización.
La noticia de su muerte a sus 106 años, conmovió a todo un país por el legado que construyó a pulso desde que era joven. Sus exequias para honrar su memoria se llevarán a cabo este miércoles 29 de octubre a las 10 de la mañana en la parroquia Santa Teresita de Medellín, donde familiares, amigos y colaboradores le rendirán un último homenaje al hombre que dedicó su vida a forjar industria, empleo y progreso para Colombia.

Fotos: Cortesía Haceb
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