Un vaso de SAM: la huella del plástico que no desaparece
Pensemos en esto: el plástico que usamos alguna vez, todavía existe. Nuestro día a día está repleto de plástico, desde el empaque de la fruta para desayunar, hasta los elementos de aseo que usamos antes de dormir. Y bien, podemos reciclarlo o depositarlo correctamente en la basura, sin embargo todo parece indicar que no es suficiente.
POR SARA GARCÍA ECHAVARRÍA | 4 noviembre 2019
Según la organización Greenpeace, que lidera campañas en defensa y protección del medio ambiente a nivel mundial, sólo el 9% de todo el plástico que hemos producido y consumido hasta la actualidad a nivel global se ha reciclado, el 12% se ha incinerado, y la gran mayoría, el 79% ha terminado en vertederos, el medio ambiente y en el mar. Una vez allí tardan décadas en degradarse.
En Colombia se consumen anualmente 1,2 millones de toneladas de productos plásticos, lo que equivale a 27 kilogramos por habitante, así lo informó la Asociación Colombiana de Plásticos en julio de este año.
El plástico está en nuestra comida. Según el estudio “Naturaleza sin plásticos” elaborado por la Universidad de Newcastle este año, las personas estamos consumiendo alrededor de 2.000 pequeñas piezas de plástico cada semana, el equivalente a una tarjeta de crédito. El plástico está en la arena de nuestros mares, en los cuerpos de los animales, en la sal, en todas partes.
Y si bien las noticias sobre este material son tan interminables como su huella ambiental, siempre es bueno acudir a ellas para hacernos un mapa del impacto negativo que tienen nuestras acciones, pero sobre todo para trabajar en cambiarlas.
Sobre esos cambios e impactos positivos que generan muchos colectivos, organizaciones y ciudadanos del común está Agenda del mar.
EL MAR EMPIEZA EN CASA
Hablamos con María José Ospina, directora de Agenda del Mar, una publicación que inició en 1991 por el amor profundo que María José siente por el mar y desde entonces su proyecto ayuda a concientizar las poblaciones de diferentes regiones de Colombia para que noten la problemática de los residuos en el mar, que como ella lo dice empieza en casa.
Bucea hace más de 30 años y en ocasiones es inevitable que sus prácticas se conviertan en una jornada de limpieza en los espacios que visita, es esta la historia del vaso de SAM, aerolínea colombiana que inició operaciones en 1945 y no presta sus servicios hace 10 años, el vaso fue encontrado en el embalse de Guatapé, al oriente de Antioquia, y junto a él María José y colegas encontraron llantas, bolsas, nylon, botellas que sumaron 60 kilos de residuos derivados del plástico, esto en media hora de buceo.
En este año Agenda del Mar ha participado en charlas de sensibilizaron frente al problema de la contaminación por plásticos, participó en el Día Mundial de limpieza en Medellín junto a otras organizaciones, lo mismo en Cali y diferentes playas del país.
María José hace énfasis en la responsabilidad que asumimos como consumidores de este tipo de material y en el cómo poniendo consciencia en nuestras acciones diarias podemos restaurar y darle respiro a nuestros océanos, las especies que lo habitan y las que dependemos de ellos, sobre todo negándonos a usar los denominados plásticos de un solo uso y por supuesto exigiendo a las empresas el cambio de materiales derivados del petróleo por unos que sean responsables con el planeta.
NO TODA ETIQUETA “BIO” ES AGRADABLE
La responsabilidad como consumidores está en cuestionar nuestras compras, entre esas las alternativas que nos han mostrado publicitariamente como soluciones ecológicas.
Un ejemplo de ello son las bolsas de papel: café, rígida, no tan pesada, más fácil de adquirir que una bolsa de tela y más “ecológica” según el mercado, sin embargo en 2011 La Asamblea de Irlanda del Norte en un documento de investigación afirmó que “se necesita cuatro veces más energía para fabricar una bolsa de papel que para una bolsa de plástico” para “compensar”ese gasto, que incluye transporte, mano de obra y otras cosas que seguro se me escapan, debería usarse por lo menos 3 veces, situación que no es muy probable ya que el papel puede rasgarse más rápido, mojarse o arrugarse con facilidad, esta es sólo una cara de la moneda, la bolsa de papel no deja de ser desechable, como la bolsa de plástico de un solo uso.
Mucho para digerir, ¿se imaginan lo que se esconde detrás de lo bio, eco y sano de los productos que consumimos? Por eso siempre está bien cuestionarnos y tomar medidas.
PEQUEÑOS GRANDES CAMBIOS
De nuevo citaré a María José Ospina de Agenda del mar para las acciones que podemos implementar en la cotidianidad.
- Un reto: dedicar 5 minutos de limpieza a los lugares que visitamos: playas, parques, calles, centros recreativos, etc.
- Cámbiate a las bolsas de tela, a los pitillos de acero, vidrio o bamboo, carga siempre tu vaso y lleva cubiertos a todas partes, los que tenemos en casa son perfectos para llevar.
- Cuestiónate siempre, como dicen, el planeta necesita todo el bien que puedas hacer.