Navidad sin quemados
El sur del Valle de Aburrá vive cada diciembre un drama por cuenta de la quema indiscriminada de pólvora detonante, la cual invade los cielos desde tempranas horas de la mañana y hasta altas horas de la noche; sin embargó un enemigo más peligroso parece ser invisible para los padres de familia. Los líquidos calientes han afectado más personas que la pólvora en los últimos tres años, por lo que el Hospital San Vicente Fundación se empeña en alertar sobre la necesidad de incrementar los cuidados para evitar este tipo de quemaduras.
Por estos días los ojos se concentran en el municipio de La Estrella debido a que varias familias se han dedicado por más de cien años a la fabricación y comercialización de este tipo de elementos. Ante esto, y luego de varios periodos administrativos de permisividad, la Alcaldía de este municipio restringió a solo dos puntos la comercialización de venta de pólvora luminosa, previo cumplimiento de requisitos y acompañamiento constante de la Policía y prohibió la detonante con fósforo blanco, elemento altamente tóxico.
Los dos puntos están ubicados sobre la Autopista Sur, en los que según los mismos comerciantes se puede alcanzar una venta de cerca de 6 mil unidades de pirotecnia en esta temporada. Cifra que contrarresta con las tres personas que resultaron quemadas en este municipio durante la navidad de 2015.
Dichas cifras no distan mucho de las entregadas por el Hospital San Vicente Fundación, a donde durante el 2015 llegaron cerca de cien personas quemadas con pólvora y 449 por líquidos calientes. En lo que va corrido de este 2016, 400 personas, 241 de ellas menores de 15 años, se han quemado con líquidos calientes, y solo 19 son pólvora. Una diferencia abismal y preocupante.
Si bien esto refleja una aparente reducción de personas que resultan afectadas por cuenta de la manipulación de elementos detonantes, también es reflejo de los pocos cuidados que se tienen a la hora del contacto con líquidos calientes. La natilla, el tradicional sancocho, el aceite y demás líquidos a altas temperaturas se convierten en los mayores enemigos de quienes disfrutan estas festividades, especialmente los niños.
El Concejo de Medellín se unió a este llamado del centro hospitalario, pero a la campaña le hace falta apoyo de más entidades gubernamentales. Las alcaldías y hospitales del Aburrá Sur tienen que enviar un mensaje contundente: debemos cuidar a los más pequeños no solo de la pólvora sino del riesgo inminente que representan los líquidos calientes puesto que las secuelas pueden ser permanentes.
En estas festividades, más allá de las celebraciones, juguetes y las luces, el mejor regalo que le podemos dar a nuestros niños es la protección a cualquier riesgo que afecte su integridad. Que en esta Navidad, todos estemos unidos para evitar más quemados.