Envigado FC Formas Íntimas fue uno de los equipos con mejor rendimiento de la primera liga femenina de fútbol profesional. Aunque quedaron eliminadas de manera sorpresiva en la fase final, el rendimiento y calidad de sus jugadoras hace pensar en que pronto serán las campeonas del fútbol colombiano. Hablamos con una de sus jugadoras destacadas.

Su historia en este deporte empezó como la de muchas mujeres en nuestro país, en una escuela de fútbol pequeña del barrio Belén Buenavista, en la que ella era la única niña. Pero al poco tiempo, mientras jugaba con sus hermanos en las canchas de una de las unidades deportivas de su ciudad, conoció al equipo Formas Íntimas. Corría el año 2005.

Ella es Geraldine Cardona Bedoya, lleva casi toda su vida jugando con un balón y toda su familia ha girado en torno a este deporte. Su hermano mayor, Edwin Cardona, lleva ya un par de años jugando en México, luego de haber pasado por el Atlético Nacional donde se convirtió en ídolo; y su hermano menor ha pasado por equipos colombianos como Envigado y Once Caldas. Nació en una familia de futbolistas. Y Cuando le preguntamos en qué se parece a Edwin, ella no dudó: “En la potencia, el tiro de larga distancia y en lo atrevida”. Sonríe con picardía y orgullo.

Sus hombros, brazos, abdomen y piernas tatuadas revelan su pasión por el fútbol. A primera vista, pese a su delgadez, parece una mujer ruda, pero su sonrisa, su forma de hablar, su desparpajo, el apego que siente hacia sus padres, su vida misma son una muestra de que es solo una chica de 22 años que sabe lo que quiere y está enfocada en conseguirlo.

Ser una mujer futbolista ha significado enfrentar varios retos, por ejemplo, el que muchas personas no aprobaran que una niña de apenas diez años eligiera el fútbol como deporte y como camino profesional, “claro que hubo gente que me hizo malos comentarios, sobre todo cuando estaba muy pequeña, pero siempre encontré apoyo en mi familia, así que no tuve que preocuparme mucho por eso”; o que el fútbol femenino no tuviera el apoyo que tenían otros deportes.

La primera vez

El Formas Íntimas era un participante obligado en la primera versión la liga femenina de fútbol profesional colombiano. Envigado fue el equipo paisa en el que encontraron el respaldo que necesitaban para ir a las canchas a exponer su talento futbolístico.

“Tenemos el privilegio de jugar esta primera liga profesional, pero sabemos que antes de nosotras muchas mujeres trabajaron y lucharon para que esto fuera una realidad”, dice Geraldine, mientras sus compañeras la molestan. Y en ese grupo de mujeres también está ella y sus compañeras de equipo, que durante muchos años viajaron por todo el país jugando torneos aficionados.

Con la llegada a la liga los entrenamientos aumentaron y se hicieron más exigentes, pero también sirvieron para afianzar la relación de amistad con sus compañeras de equipo, “hacemos planes muy tranquilos, nos divertimos, salimos los fines de semana, y lo más importante es que nos hemos entendido bien en la cancha, aún con las que no habíamos jugado nunca, como por ejemplo ´la venezolana´, que entendió muy rápido nuestro estilo de juego”, dice refiriéndose a la única compañera extrajera, Lisbeth Bandrés, que porta la camiseta 10 del equipo.

El torneo comenzó y las mujeres convirtieron cada fecha en un espectáculo futbolístico digno de admirar. Las chicas naranjas salieron invictas en la fase regular con 30 puntos de 30 posibles, pero quedaron eliminadas en cuartos de final frente al Huila. Una sorpresa y un duro golpe para ellas, el cuerpo técnico y los aficionados que las veían como las grandes favoritas.

La lateral derecha del Envigado FC Formas Íntimas confiesa que no se lo esperaban, pero espera asegura que la eliminación hace parte del juego y servirá para corregir errores y hacer historia. La meta es clara: trabajar en equipo para lograr el título de campeonas, “porque sabemos el equipo que tenemos y podemos alcanzar la gloria”.

Juliana Vásquez Posada
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