Herencias de un maestro


Alejandro Calle Cardona

Derechos humanos / febrero 18, 2016

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La casa blanca con puertas y ventanas rojas ubicada en el centro de Apartadó y denominada Directorio Liberal, tal vez, no ha logrado recuperar el rol que perdió hace 15 años cuando desde allí, miles de personas pasaron a decirle a adiós a su concejal y líder comunitario Santiago Santacruz Rambay.

Alejandra Santacruz Arenas

@prensaciudadsur

Fue el domingo 18 de febrero de 2001, cuando el concejal, el maestro, nacido en el corregimiento Río Grande del municipio de Turbo, realizaba por última vez el tradicional recorrido de las mañanas  por las calles de su amado Apartadó.

Salió de su apartamento en el barrio Ortiz ubicado frente a la emisora Apartadó Estéreo, pasando por el puente del Barrio Vélez hasta llegar al Hogar Juvenil Campesino en la Institución Educativa Aníbal Gallego. Hasta allí llegaba siempre a despertar los niños y jóvenes que recibían atención y con quienes Santacruz cosechaba frutas y hortalizas en la finca, mientras enseñaba el valor del campo, la educación, los sueños y la vida.

Así surgió el apodo dado a la institución educativa como “el arranca yucas”, hecho que a Santacruz no le avergonzaba, por el contrario, lo llenaba de orgullo al afirmar que estaban trabajando y aprendiendo del campo mientras generaban alimentos.

Ese domingo, ‘Santi’ o ‘Chago’, como era conocido, salió del Hogar Juvenil en su campero rojo hacia las afueras del casco urbano de Apartadó donde está ubicado el Hogar Juvenil Campesino, al cual le dedicó varios años de trabajo para garantizar el bienestar de jóvenes huérfanos o en situación de abandono que estaban bajo custodia del Instituto de Bienestar Familiar.

Estas generaciones de jóvenes siempre fueron para Santiago sus hijos adoptivos, su más poderoso motor para trabajar desde el campo político por sus derechos, y desde lo educativo, se esmeró por inculcarles la convicción de que es la educación y no las armas, la única salida para lograr sus sueños y mejorar sus condiciones y las de su entorno.

Padre de cuatro mujeres, Martha, Gloria, Nancy y quien escribe esta carta. Casado con Luz Marina, también maestra, y abuelo de Santiago (el único que conoció), de Juan Diego, Ana María e Isaac, quienes nacieron años después de su muerte.

Recuerdos del líder político

Las personas que acompañaron de cerca a mi padre lo recuerdan como una persona humilde, bondadosa, carismática, con un particular sentido del humor y un líder que respondía a las necesidades de su comunidad, pero también, como un hombre de carácter, que defendió con criterio sus posiciones desde el Concejo de Apartadó durante 20 años.

Allí fue crítico ante la desatención a las poblaciones menos favorecidas de su municipio y la región del Urabá; quienes lo buscaron en sus espacios de trabajo, en el directorio liberal, en el Concejo, en el Hogar Juvenil Campesino, en su casa, o por las calles del municipio o en el campo, hasta donde Santacruz Rambay se encontró con la muerte.

‘El Patriarca’, como también fue llamado este líder, defendió lo público como un bien de todos y no de unos pocos, y fue abanderado de los derechos y el bienestar  para las familias campesinas, para los niños y jóvenes, amante y promotor del talento de los deportistas para quienes buscó siempre las mejores condiciones. No en vano, el Concejo Municipal de Apartadó nombró el estadio municipal con su nombre, como un homenaje a su memoria.

Sin ser menos importante, los ancianos fueron quizás quienes más lloraron a Santacruz el día de su sepelio, pues no solo era su líder sino que había librado una guerra contra el hambre, la pobreza y las desigualdades sociales.

Su muerte fue una noticia que silencio a un municipio entero,  reconocido, además, por la alegría de sus pobladores, por la pujanza y el trabajo de sus gentes. “Era el muerto menos esperado”, se escuchaba decir el día de su muerte.

La verdad y el perdón

En 2012 el hoy agente de paz y desmovilizado, exjefe guerrillero de las FARC, Daniel Sierra Martínez, alias “Samir”, dijo en entrevista a CIUDAD SUR, que pedía perdón a la familia y a los seres queridos del Concejal Santiago Santacruz Rambay.

Manifestó su arrepentimiento por el asesinato del líder y de su conductor Edwin Pino, “se trató de un error, de los peores que bajo mi mando se cometieron, aunque yo no me encontraba en la zona, el hecho tuvo sus represalias para el bloque”.

En la misma entrevista, el agente de paz reconoció que este hecho no significó sólo acabar con la vida de dos personas y la victimización a dos familias, sino un atentado contra toda una comunidad.

Sin embargo, los valores de Santacruz -entre ellos el perdón y la convivencia-, no permitieron la generación de odio, venganza y violencia. Los quince años que se han vivido luego de su muerte han estado enmarcados en una dedicación al trabajo y al desarrollo a través de la educación por parte de su familia y por los jóvenes del Hogar Juvenil Campesino.

Solo invito a reconocer la historia, a comprender el contexto de lo sucedido, a pensar en el futuro sin odios y con la convicción de que la paz se refleja en el actuar diario de cada ciudadano del mundo. Esas son las grandes herencias que Santiago Santacruz Rambay dejó a su región y que hoy queremos recordar.