¡Hasta nunca, Ámarok!


Alejandro Calle Cardona

Medio Ambiente / mayo 9, 2017

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Ámarok, el dios de los lobos según la mitología esquimal, era un lobo gigante que se alimentaba de los animales más débiles. De ese mito solo se asemeja el nombre, porque el nuestro, o por lo menos el que fue adoptado de manera forzada por el Zoológico Santafe, es un lobo juguetón y cariñoso a tal punto que podía confundirse con un gran perro.

Desde que fue hallado en zona rural de La Estrella, el lobo Ámarok tuvo un proceso de recuperación a manos de Corantioquia y los veterinarios del Zoológico de Medellín, a donde llegó con un año de vida y pesando tan solo 22 kilos. Aunque los médicos confesaron haber tenido pocas esperanzas de salvarlo, al mes ya pesaba 32 kilos a base de una dieta especial de pernil, pollo y concentrado.

Luego de tres meses de recuperación, el lobo tímido de pelaje gris era visitado por centenares de personas. Nunca el Zoológico había tenido uno de su especie, era todo un acontecimiento que generaba curiosidad entre los visitantes pero también entre las autoridades sobre su origen.

Ámarok llegó al país víctima del tráfico de fauna y quizá de alguna excentricidad de personajes que quieren sorprender con regalos asombrosos. Corantioquia y el Zoológico enviaron genes del animal a la Universidad de California para determinar qué tipo de lobo era. Se trataba de un híbrido con perro.

La falta de una manada y no de haber desarrollado su instinto sexual no impidió que el lobo aullara cada noche, sorprendiendo a sus vecinos como el tigre. Pero a diferencia de lo que muchos pensaban, Ámarok no era un lobo agresivo. Sus cuidadores crearon todo un ritual para ingresar a la jaula y alimentarlo; el animal respondía con juegos.

El pasado 24 de abril fue trasladado hacia el santuario de lobos Colorado Wolf and Wildlife Center en Denver, Estados Unidos, tras una serie de rituales en el Zoológico Santafe. Su viaje duró cerca de un día y al ser liberado, Ámarok hizo lo que mejor sabe: jugar, pero esta vez con la nieve. Olfateó, corrió y se arrastró entre el hielo hasta que vio a una hembra que se convertirá en su pareja. La persiguió y le propuso juego.

Ámarok, el dios de los lobos, ahora habitará junto a 15 de su especie, así como con coyotes y zorros. El lobo gris que llegó de manera sorpresiva a La Estrella, ahora duerme y se reproducirá en el lugar del que nunca debió salir: su hábitat natural.

Foto: Cortesía Zoológico SantaFe