Más de 2 millones de personas en el sur del Valle de Aburrá vivieron un fin de semana sin el servicio de agua potable y como si se tratara de los años 90, en los hogares recogieron en canecas y baldes. EPM interrumpió el servicio para inspeccionar la red subacuática de suministro y esto encontró:
POR ALEJANDRO CALLE CARDONA- PUBLICADO 25 DE JULIO 2022
Fue un fin de semana atípico. Como si viviéramos en la década de 1990 en más de 500 mil hogares de Medellín, Itagüí, Envigado, La Estrella y Sabaneta, nos tocó recoger agua en baldes, canecas, botellas, licuadoras y en cuanto recipiente se pudiera. Todo para garantizar tener líquido para bañarnos, cepillarnos los dientes, hacer la comida, lavar los platos, vaciar el baño y regar las plantas.
¿Quién iba a imaginar tener que bañarse nuevamente con agua tirada? Vivir en el privilegio de abrir un grifo y ver salir el agua fría o tibia se volvió cotidiano en esta parte del país que se infla el pecho de contar con la mejor empresa de servicios públicos y es así.
Pero el anuncio del corte del agua pareció recordar el inicio de la pandemia cuando se agotó el papel higiénico por el temor a quedarnos sin con qué limpiarnos, porque no soportamos estar sucios.
Las canecas triplicaron su precio y la venta de agua en bolsas y botellones se triplicaron. Otros salieron a recibir agua de los carrotanques que llegaron hasta los barrios. Eran solo 40 horas sin agua, pero nos aprovisionamos como si se tratara de la tercera guerra mundial. No medimos proporciones y muchos llenaron los pequeños apartamentos o las grandes cocinas con agua sin dejar lugar para caminar.
Incluso en varios hogares el agua ni se alcanzó a ir y en otros, el agua llegó amarilla por dejar todo para última hora. Al finalizar la tarde del domingo el servicio fue restablecido como se prometió y muchos de los recipientes amanecieron hoy todavía con agua.
La suspensión, según EPM, fue necesaria para realizar una inspección subacuática al túnel que transporta el agua cruda (no tratada) desde el embalse de La Fe hasta la planta La Ayurá, donde se potabiliza el 50% del agua del Valle de Aburrá. Es decir, se necesitaba saber en detalle si se necesitaban obras que eviten cualquier tipo de daño y que el corte no sea de dos días sino de semanas.
“Terminamos la inspección detallando en gran medida los puntos de interés del túnel y podemos decir que contamos con una gran infraestructura para atender de manera optima a toda la población. La información se analizará con los ingenieros para los futuros proyectos de ampliación de la red y también de labores de mantenimiento preventivo”, explicó Luis Felipe Cano, ingeniero de la Subdirección de Asimilación Tecnológica de EPM.
El túnel que fue inspeccionado con equipos especializados tiene una longitud cercana a los 9 kilómetros (8.578 metros) -una extensión similar a la del Túnel de Oriente- es una infraestructura fundamental para garantizar el abastecimiento de agua quienes vivimos en el Valle de Aburrá. La empresa también explicó que adelanta proyectos de modernización en la infraestructura, entre los que se encuentra la conexión la Fe – la Planta de Potabilización La Ayurá.
Así terminó un fin de semana sin agua en el sur del Valle de Aburrá, pero con mucho drama y memes. Tal vez nos ayude a agradecer lo que tenemos y pensar en quienes nunca han tenido agua potable y rechazar cuando los corruptos se roban los dineros de los alcantarillados rurales.