Don Arnulfo González permanece sentado en un banca de madera, en un mano sostiene un cigarrillo y en la otra el pocillo con tinto. Ve pasar una fila interminable de carros y una que otra muchacha, dice. Pero sabe que ese plan tiene los días contados, puesto que el bar al que va todos los días será demolido para darle paso a la doble calzada en la calle 77 sur de Sabaneta.

Llegó hace 40 años a este municipio y desde que vivía en el barrio San Fernando ha visto cómo esta calle ha pasado de ser un camino de piedra y polvo a una de las vías más congestionadas de Sabaneta. “La deuda en movilidad es histórica y por eso vamos a intervenir esta y otras vías”, explicó Julián Grajales, secretario de Obras Públicas.

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En varias edificaciones se ve el aviso de Edu Habitat anunciando la futura demolición para dar paso a la ampliación entre la Avenida Las Vegas y la carrera 46 (calle nueva), quedando pendiente llegar hasta la 43 A. “Ha sido difícil negociar con los propietarios de dos locales comerciales, incluso el costo de esos predios es similar a la totalidad de los ya comprados”, explicó el funcionario.

El Municipio destinó siete mil millones de pesos para la adquisición y demolición de predios sobre la calzada norte y está a la espera de los diseños definitivos y al giro de los recursos por parte del Área Metropolitana para iniciar con las obras en el segundo semestre de este año. De otra parte, la Agencia Nacional de Licencias Ambientales aún no otorga el permiso ambiental para el manejo de los árboles ubicados en ese corredor.

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Mientras se define la fecha de inicio de obras, habitantes del municipio reclaman con urgencia la doble calzada debido al alto flujo de vehículos producto de las nuevas construcciones en las veredas La Doctora, San José y Cañaveralejo. Sin embargo la obra será una solución parcial, “porque es evidente que tendremos un cuello de botella en Zaratoga hasta no llegar a un acuerdo y tener la doble calzada completa”, advirtió Grajales.

Don Arnulfo reconoce que la vía quedará mejor pero se niega a perder su tintiadero. “Por mí que no la haga”, asegura entre risas y confiesa que aún no sabe dónde pasará las tardes cuando el viejo bar ya no exista y en su reemplazo esté la nueva calzada de la 77 sur.