Así vive la primera línea de batalla contra el coronavirus


Alejandro Calle Cardona

Crónicas y reportajes / septiembre 7, 2020

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Han pasado 170 días de haber sido declarada la pandemia en Colombia. Desde entonces, el personal asistencial se ha convertido en la primera línea para contener un virus para el que nadie estaba preparado. Varios de ellos han padecido el coronavirus.

PUBLICADO 7 DE SEPTIEMBRE | POR: ALEJANDRO CALLE CARDONA

Por los pasillos de la unidad de cuidados intensivos del Hospital General de Medellín, médicos, intensivistas y enfermeros soportan hasta catorce horas de turno. Los ojos de Sara, una de las enfermeras jefe, reflejan el cansancio, pero también la esperanza de que todo pronto pasará.

Antes de la pandemia asistía cirugías ambulatorias, pero la vida le cambió con la llegada del coronavirus. Junto con ella, son cuatro jefes que tienen a su cargo hasta doce auxiliares por turno entre las 7 de la mañana y 7 de la noche o el nocturno hasta las 7 del otro día.

Cada uno de ellos tiene la misión de velar minuto a minuto por el cuidado de los pacientes más críticos. Siguen las indicaciones de los médicos intensivistas, suministran los medicamentos, acompañan a los pacientes, verifican que los respiradores mecánicos lleven el suficiente aire y permitan al paciente continuar la batalla.

Al salir de la habitación escriben el seguimiento. Cada detalle es clave para lograr la recuperación. La pandemia obligó a los hospitales a ampliar su capacidad y tecnología, por ejemplo, el Hospital General pasó de 23 a más de 90 camas de unidad de cuidados intensivos, todas con sus monitores y ventiladores para atender la emergencia sanitaria.

Mientras avanza la atención médica, el personal no para de estudiar cómo contener los efectos del Covid19, nadie estaba preparado para su llegada ni en Colombia ni en los países con mayores desarrollos tecnológicos. “Cuando no estamos atendiendo pacientes, estamos capacitándonos y capacitando al personal. Acá todos hablan de ampliar la capacidad, pero una cama sola no sirve de nada, lo humano es fundamental”, dice Juan José Vélez, médico intensivista y el encargado de coordinar la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General.

Con el incremento de los casos de contagio, los pacientes críticos también aumentaron. Todos los días llegan en ambulancia personas con problemas severos respiratorios y aunque el número de camas aumentó, la emergencia por poco hace colapsar el sistema en la ciudad, que en julio tuvo que decretar la alerta roja al llegar incluso al noventa por ciento de ocupación, mientras que municipios vecinos como Envigado e Itagüí llegaron a estar al límite.

Las jornadas para los médicos también se volvieron extenuantes, el número de pacientes los obligaba a atender más personas en el mismo tiempo. El cansancio se ha hacía más evidente con el paso de los días y el riesgo de contagio también aumentaba. Los guantes, caretas, polainas, trajes y la mascarilla N95 hacen más lento y engorroso el proceso. Pese a las medidas, el virus cambió su relación con la familia.

“Muchos de los compañeros decidieron irse de la casa para no contagiar a sus familias y están viviendo en hoteles. Yo tuve que alejarme de mi mamá y ha sido lo más difícil porque éramos uña y mugre, pegadas para todos los lados”, confiesa Sara, quien no supera los 25 años.

En medio de esta lucha en la primera línea, decenas de enfermeros, médicos y administrativos de la salud en Antioquia han padecido también el Covid19. María Eugenia Correa, directora de Imagenología del hospital fue la primera funcionaria en contagiarse. La alerta se prendió y varios integrantes del personal médico tuvieron que ser aislados. Para ella, fueron los días más difíciles de su vida.

Pasó durante varios días en un cuarto sola, a pesar que al cruzar la puerta estaban su esposo y sus hijos. “Fue muy difícil porque uno piensa muchas cosas, la fragilidad de la vida, el valor que no le damos a nuestros seres queridos ni a las cosas importantes. Me tenían que dejar la comida y la ropa en la puerta, pero le gané la batalla y aquí estoy de nuevo”, cuenta la directora.

Como ella, la mayoría han superado la enfermedad y aprendido las lecciones que deja para la vida, pero no todos lo han logrado. Han visto morir amigos y colegas. Tan solo hace unos días tuvieron que despedir a Deisy Johana, una auxiliar de enfermería que superó el coronavirus, pero no sus secuelas.

Por eso el corazón les duele cuando sufren ataques en redes sociales o por familiares de pacientes. “Perder un médico, una enfermera, un amigo, un compañero de trabajo es lo más duro de todo”, confiesa Vélez con la mirada baja y la enfermera jefe, a pocos metros, coincide: “hemos dejado la vida con cada paciente y es muy doloroso cuando no logran vencer el coronavirus”.

Pero cada día revive la esperanza. Más de 200 pacientes le han ganado la batalla al Covid19 en el Hospital General, gracias a la dedicación y cuidados médicos. Ahora su mayor preocupación es que, con la reapertura económica, la cifra de contagios provoque un nuevo pico de contagio y las habitaciones UCI colapsen. “Esto no ha pasado, la pandemia continúa y debemos ser aún más cuidadosos. Hay gente que todavía niega la existencia del virus o cree que esto es una gripa leve y no es así”, advierte Mario Córdoba, gerente del Hospital.

Sara, Juan José, María Eugenia y Mario, son solo cuatro rostros que reflejan una batalla que, advierten, va para largo y es afrontada por médicos, enfermeros, personal del aseo y administrativos. Por los pasillos y habitaciones del Hospital General, uno de los epicentros en la contención del coronavirus en Antioquia, ellos seguirán sacrificando su propia vida para salvar la de otros. Ellos son la primera línea de batalla contra el Covid19.


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