Un aire limpio nos debe unir


Alejandro Calle Cardona

Ciudad / marzo 26, 2020

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Antes de que entráramos en alerta máxima por el coronavirus, el foco de atención estaba puesto en la cada vez más deplorable calidad del aire que respiramos en nuestra región.

Este período crítico, que inició antes de lo esperado, parece haber tomado a las autoridades locales por sorpresa y sin las medidas necesarias para evitar que las partículas contaminantes PM2.5 nos ahogaran.

Peor aún, el problema desnudó la falta de unidad entre los mandatarios que conforman el Área Metropolitana. Es evidente que las decisiones de restricciones y controles no se han tomado de manera conjunta y unificada, por lo que se ha generado confusión entre los habitantes de 10 municipios que no identifican fronteras.

El primero en apartarse de las medidas fue el alcalde de Girardota, quien eliminó el pico y placa al considerar que la restricción no mejoraba la calidad del aire en su municipio. Para el mandatario es prioritario hacer controles a las empresas contaminantes.

En el Sur, todos los alcaldes mantuvieron la medida, pero con algunas modificaciones en Medellín, Envigado e Itagüí en horarios, números de dígitos y hasta tipo de vehículos. Y allí es dónde debemos hacer un llamado a la unidad para que las soluciones sean efectivas.

Es el Área Metropolitana la que debe recuperar y asumir ese liderazgo necesario para preservar el medio ambiente y la salud de quienes habitamos el Valle de Aburrá. Si bien los alcaldes tienen la potestad y el deber de tomar medidas propias, las generales deben ser las mimas para no generar afectaciones.

Aplaudimos la medida de Envigado de implementar su propia red de monitoreo de calidad del aire para tomar decisiones en tiempo real, la misma red que Sabaneta instaló desde el año pasado y que municipios como Itagüí y La Estrella deberían tener, dado el alto flujo vehicular y la concentración de industrias en sus territorios.

Los operativos de control a empresas aumentaron y varias han sido sancionadas, especialmente en zona rural de Itagüí, dedicadas a la industria ladrillera. Sin embargo, esta problemática es vieja y las medidas ya urgen ser radicales, como exigirles transformar el método de producción y eliminar el carbón de sus procesos. Los operativos deben hacerse ser todo el año y no solo cuando ocurre una denuncia ciudadana que clama por un aire puro.

Es momento de unirnos porque, hasta ahora, las medidas no han surtido efecto alguno. Los ciudadanos deben ser responsables con el uso de vehículos particulares, las empresas de transporte deben sacar de circulación esas chimeneas andantes y establecer controles en los peajes de entrada al Valle de Aburrá para impedir el ingreso de camiones y volquetas altamente contaminantes. Pero también es urgente avanzar en proyectos como Metroplús, que en el Sur ajusta ya 10 años en obras y de su funcionamiento, nada.

Las enfermedades respiratorias son una realidad y Medellín y sus municipios vecinos no se pueden dar el lujo de frenar su dinámica durante dos periodos por año. ¡Necesitamos un aire nuevo ya!