Huyen de Medellín por cuenta de la contaminación
Es tan delicada la situación del aire en Medellín y su área metropolitana que las consultas por urgencias médicas debido a enfermedades respiratorias se incrementaron en un 30% este inicio de año 2017. Incluso hay estudios que revelan, pese a que las autoridades no están de acuerdo, que ocho personas mueren en la ciudad diariamente por esta causa.
Aunque no es el aire más limpio, Melissa Restrepo hoy respira más tranquila; su papá, Libardo, a sus 73 años tuvo que irse de Medellín porque el aire de la capital antioqueña, esa que en otrora era la tacita de plata, lo estaba matando lentamente.
“Él tiene Epoc, que es una enfermedad pulmonar y tuvo que trasladarse a otro municipio, lo tuvimos que hacer por recomendación del médico, dado que por el aire contaminado de Medellín la expectativa de vida se le reducía aproximadamente 6 años”, cuenta Melissa.
La emergencia ambiental que enfrenta Medellín desde hace un año es la peor en toda su historia. La calidad del aire ha sido uno de los principales factores para que la atención de urgencias por enfermedades respiratorias haya aumentado hasta en un 30%.
Rita Almansa, líder Epidemiológica de la Secretaría de Salud de Medellín, explica los riesgos por cierto ya del aire contaminado: “Tenemos en el aire partículas grandes de 10 micras que van a afectar básicamente las vías respiratorias superiores y entonces nos puede causar malestar, alergias y otras más pequeñas que logran penetrar el torrente sanguíneo”.
¿Pero qué es la EPOC? La enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una gripa avanzada que se puede curar fácilmente con algunos medicamentos recetados por los médicos. Dicha enfermedad, explicó Almansa, se presenta en dos formas: o como bronquitis crónica (tos prolongada y moco) o el efisema, que es mucho más grave debido a que causa un daño irreversible en los pulmones.
Aunque el tabaquismo era su principal causa, los gases tóxicos y contaminantes que permanecen en el aire se convirtieron en una de las mayores causales en Medellín de esta, hasta hora, poco conocida enfermedad.
Muestra de ello es el caso de don Libardo, quien desde que le fue diagnosticada la enfermedad hace ocho años, era controlada con inhaladores y medicamentos, por lo que nunca se vio afectada su rutina diaria como ir a misa, al billar o a los parques del centro de Medellín para conversar con sus amigos.
Sin embargo eso cambio con los recientes niveles de contaminación en el Valle de Aburrá y los niveles de partículas 2.5 PM (partículas por millón) que provocaron que la autoridad ambiental declarara más de diez alertas naranja en menos de dos meses. Dicha alerta, según el protocolo establecido, no implica restricciones para vehículos ni industrias, pero sí recomendaciones para las poblaciones más vulnerables: niños, mujeres embarazadas, ancianos y personas con problemas respiratorios.
Estas dos últimas condiciones las reúne don Libardo, quien sufrió de dos neumonías y tuvo que ser hospitalizado. Sus hijas no lo pensaron dos veces y se llevaron a su padre a vivir a Jericó en el suroeste antioqueño con la sorpresa que allí, sin los niveles de contaminación de Medellín, la calidad de vida mejoró de forma acelerada.
“El aire de Medellín estaba muy difícil para mí, me tenía que mantener metido en el apartamento todo el día porque no podía salir, no podía respirar bien y sentía que me ahogaba. Ahora acá en Jericó la vida es diferente, camino sin ningún problema”, aseguró don Libardo en Teleantioquia Noticias.
Datos de la Organización Mundial de la Salud revelan que la contaminación es la responsable del 36% de las muertes tempranas, es decir, cada año mueren en el mundo cerca de 4 millones de personas por esta causa.
Don Libardo no quiso ser parte de esa estadística y pudo escapar de la densa nube de humo que cubre por estos días el Valle de Aburrá, pero allí quedan 4 millones de personas, muchas de ellas niños y ancianos que son vulnerables al aire que se respira por cuenta de vehículos y empresas a la espera de que la alerta roja declarada permita su descontaminación.
Por: Andrés Noreña
Fotos: Ciudad La Verde-Cortesía
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