Un amante a los trompos y que durante más de 40 años se dedicó a tallarlos en su taller para luego ponerlos a bailar en su mano.

Se convirtió en el promotor y defensor de jugar en la calle como niños sin importar la edad. Su legado pasó de generación en generación y justo este año fue el protagonista de los tradicionales juegos de la calle en Caldas.

“Yo decidí hacer trompos porque es la diversión más sana que puede tener el ser humano y los niños. A jugar y a enseñar a jugar porque me encanta que los niños aprendan a jugar el trompo, el yoyo, la pirinola y los demás juegos de la calle para que nunca se pierda esta hermosa tradición”, dijo en agosto.

Hoy Caldas despide a su rey, al rey de los trompos, al rey de los juegos de la calle, pero su legado será preservado para siempre.

“Cuántas enseñanzas y experiencias de la infancia en ese parque de Caldas viendo bailar desde el trompo más diminuto en una uña hasta el más gigante lanzado con un lazo, el maestro de las figuras en el aire, desde la bailarina hasta el huracán y el alto del Chimborazo … descansa en paz “Toño” y que desde el cielo sigas viendo cada año esos juegos que nos vieron crecer”, escribió Juan Camilo Castillo, habitante de Caldas.

Cada vez que baile un trompo, vendrá a la memoria el rostro y la sonrisa de don Abadías Antonio Díaz.

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